De fuegos artificiales a cantar el 'Bella Ciao' en persa, así es el grito de auxilio en las redes de los iraníes contra el régimen

Internet, donde los dictadores también ejerce censura, está siendo una herramienta clave a la hora de denunciar las brutalidades contra los manifestantes.

Iran Protests
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Desde que la muerte de Mahsa Amini, detenida en Teherán tres días antes de su fallecimiento por llevar mal colocado el velo, el pasado 16 de septiembre encendiera la chispa de la indignación en Irán, la represión del regimen con líder supremo de Irán, Ali Jameneí, y el presidente de Irán, Ebrahim Raisí, a la cabeza no ha hecho sino aumentar escenificada de manera dramática en los últimos días con las ejecuciones públicas de dos jóvenes manifestantes: una el pasado 8 de diciembre, la Mohsen Shekari, condenado a la hora por, sostiene el régimen, herir con un cuchillo a un miliciano islámico y bloquear una calle; otra es la del manifestatante Majid Reza Rahnavard, de solo 23 años. Todo apunta por desgracia a que habrá más, pues están sentenciadas otras 11 personas. Un de ellas se ha sabido esta misma semana, en pleno mundial de Qatar, en el que Irán jugó en la fase de grupos. Se trata de uno de los jugadores de esa selección, Amir Nasr-Azadani. Su delito: haber apoyado las protestas de las mujeres en su país. Antes, la selección entera había renunciado a cantar el himno, en un gesto de protesta que fue acallado en el siguiente partido. La imagen de los jugadores cantando a la fuerza, con cientos de seguidores llorando de rabia e impotencia en las gradas dieron la vuelta al mundo.

A esta brutalidad ejemplarizante, hay que añadir en estos tres meses de protestas 400 personas muertas y al menos 2.000 que han sido acusadas de diversos delitos. Amnistía Internacional denuncia, por ejemplo, que las fuerzas de seguridad iraníes han matado al menos a 44 menores desde el inicio de las protestas, y que además ha sometido a las familias de estos menores muertos a "fuertes presiones" para que guarden silencio. Una de ellas es la joven Nika Shakarami, de 17 años, desaparecido en el curso de una manifestación y hallada una semana más tarde muerta, con la nariz y el cráneo destrozados.

Sin embargo, salvo algunos gestos puntuales, la intervención de la comunidad internacional en favor de la revolución contra el régimen iraní está siendo tibia. Entre los más recientes está la suspensión del país como miembrode la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la ONU. Los líderes de la República Islámica han acusado a Estados Unidos, Israel, Alemania y Francia, entre otros, de fomentar las protestas, que tendrían como objetivo, según Teherán, provocar una guerra civil para "desintegrar" el país persa.

En este este estado de cosas, las protestas permanecen, pero han ido mutando. Primero fueron las grandes manifestaciones, después clas movilizaciones en las universidades, más tarde con colegios en las que las niñas se quitaban los velos y ahora con pequeñas y esparcidas manifestaciones para evitar a las fuerzas de seguridad. A todo eso se suman actos de desobediencia en las calles: mujeres que caminan por las vías públicas sin velo; conductores que hacen sonar los cláxones sin parar, o los gritos desde las ventanas contra el régimen por las noches.

En este estado de cosas y dada la juventud de muchos de los resistentes al régimen, internet y las redes sociales están jugando un papel importante, motivo por el cual el régimen también está ejerciendo una fuerte censura que, sin embargo, no llega a acallar totalmente ese grito de auxilio al mundo que suponen.

En Twitter o Instagram pueden verse desde chavales quitándole el gorro a los clérigos a lanzamiento de fuegos artificiales celebrando sanciones internacionales contra el régimen, pasando por mensajes mirando a cámara de jóvenes explicando la situación.

La revolución interna en Irán llega además en un contexto de renovado enfrentamiento geopolítico, con las conversaciones para salvar el pacto nuclear de 2015 totalmente paralizadas y sin visos de un acuerdo para limitar el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de sanciones.

Irán negocia desde hace meses con Alemania, Francia, el Reino Unido, Rusia, China y, de forma indirecta, con Estados Unidos la restauración del pacto de 2015, que abandonó en 2018 el entonces presidente estadounidense, Donald Trump.

Así las cosas, Teherán ha acelerado su programa nuclear con el enriquecimiento de uranio con pureza del 60 % en una nueva central, como respuesta a una resolución aprobada en su contra por la Junta de Gobernadores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

La resolución pide a Irán que dé los pasos necesarios para "facilitar explicaciones técnicas creíbles" sobre las trazas de uranio de origen artificial encontradas en tres instalaciones que Teherán nunca declaró como parte de su programa atómico.

Irán insiste en que las acusaciones del OIEA son injustificadas y apunta a una “campaña política” en su contra.

En medio de todas estas tensiones, Irán ha estrechado sus lazos con Rusia, otro país que ha profundizado su aislamiento internacional, en su caso por la invasión de Ucrania.

Los dos países llevan años fomentando sus vínculos y en el último año Raisí visitó Moscú en enero para reunirse con el presidente ruso, Vladimir Putin, quien a su vez visitó Teherán en julio.

Esa relación tomó un cariz militar con la venta de "drones kamikazes" iraníes a Moscú, que ha usado en su ofensiva militar contra Ucrania y que están causando estragos en la población y las infraestructuras civiles.

Teherán negó en repetidas ocasiones el suministro de los drones, pero el ministro de Exteriores iraní, Hosein Amir Abdolahian, reconoció finalmente en noviembre que sí los habían vendido a Moscú, pero matizó que fue antes del comienzo de la guerra.

La venta de drones ha provocado otra oleada de sanciones estadounidenses y europeas, y ha aumentado el aislamiento.

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