Rusia deja a oscuras a media Ucrania

Los bombardeos con drones consiguen destruir el 30% de la infraestructura eléctrica y dejan sin luz a más de un millar de localidades.

Servicios de emergencia responden a un incendio después de un bombardeo en Kiev, Ucrania
Servicios de emergencia responden a un incendio después de un bombardeo en Kiev, Ucrania
State Emergency Service of Ukrai

Cuatro horas después del ataque con drones kamikaze contra el centro de Kiev, Rusia volvió a poner este martes las plantas energéticas de Ucrania en su punto de mira y disparó contra la más importante de la zona este de la capital y otras dos en Zhitómir y Dnipro. Por primera vez desde el inicio de la guerra todo un barrio de la capital se quedó sin luz ni agua, aunque los servicios técnicos trabajaron contra el reloj y ocho horas después de la explosión se recuperó el suministro.

"Desde el 10 de octubre, el 30% de las centrales ucranianas han sido destruidas, lo que ha provocado cortes masivos en todo el país", denunció el presidente, Volodímir Zelenski, en su cuenta de Twitter. El portavoz de los servicios de situaciones de emergencia, Oleksandr Jorunzhyi, precisó que "actualmente 1.162 localidades se hallan sin electricidad" y Kirilo Timoshenko, responsable de la oficina presidencial, calificó la situación a las puertas del invierno de "crítica".

Kiev despertó estremecida por una fuerte explosión en el barrio de Troieshchyna, un gran distrito dormitorio situado al este que alberga una planta eléctrica que los rusos ya han atacado en tres ocasiones. Esta vez al menos dos trabajadores perdieron la vida y todo el distrito se quedó sin luz. "Vivir cerca de una infraestructura de este tipo se ha convertido en alto riesgo pero, ¿qué podemos hacer? Éste es mi barrio, ésta es mi tienda y no me pienso mover", asegura Olena, carnicera en la avenida Mayakovska, arteria principal de un distrito levantado en los ochenta y donde la URSS reubicó a miles de desplazados por el desastre de Chernóbil.

Cerca de ese establecimiento se encuentra Luba, de 69 años, que afirma no haberse asustado con la explosión porque "ya nos hemos acostumbrado". "Como decía Lenin, el ruso no es buen trabajador, pero nosotros lo somos y por eso ganaremos esta guerra y somos capaces de reparar todo el daño que nos hacen", afirma.

Los servicios de emergencia necesitaron ocho horas para devolver la normalidad a Troieshchyna y los vecinos lo celebraron como una victoria. En los últimos días Rusia ha llevado a cabo unos 190 bombardeos con misiles, drones suicidas y artillería en dieciséis regiones ucranianas, según los datos del Ministerio de Defensa, y la energía se ha convertido en un arma de guerra para complicar la situación de los ucranianos.

En otras partes del país los daños son más complicados de reparar y Serguéi Sujomlin, alcalde de Zhitómir, ciudad de 260.000 habitantes situada a 140 kilómetros de Kiev, escribió este martes en Facebook que no tienen "agua ni electricidad (.) y los hospitales funcionan con energía de reserva". En Mikolaiv, en el sur de Ucrania, las autoridades lograron restablecer la corriente después de los duros ataques de la mañana.

Irán e Israel

Ante la falta de empuje en los frentes del este y el sur, Rusia golpea con misiles y drones kamikaze, aunque desde el Kremlin alegaron que ignoraban el uso de este tipo de aparatos de origen iraní por parte de su Ejército. El ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, acusó a la república islámica de suministrar drones a Moscú. Por eso pidió a sus aliados occidentales que se impusieran más sanciones y propuso a Zelenski romper vínculos diplomáticos con Teherán. Kuleba también anunció "el envío de una nota oficial al Gobierno de Israel para pedir de manera urgente que nos ayude con sistemas de defensa antiaérea y empiece de una vez a tener una cooperación de alta calidad para ofrecer tecnología apropiada para Ucrania".

Este llamamiento obtuvo respuesta inmediata por parte del ministro de Justicia del Estado judío, Gideon Saar, quien afirmó que "nuestro apoyo a Ucrania no incluye sistemas de armas ni armamento, y no hay cambios en esa posición". Misma respuesta de Israel desde el inicio de una guerra en la que no se implica desde el punto de vista militar porque necesita tener una relación directa con Rusia para atacar sin problemas en Siria.

Los drones se han convertido en una pesadilla para las ciudades de Ucrania. Por eso, ante la pasividad de países como Israel, que cuentan con sistemas avanzados que podrían frenar esta amenaza, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, adelantó que la Alianza proporcionará equipos de defensa aérea antidrones para defenderse de los aviones no tripulados de fabricación iraní.

En distritos de Kiev como Troieshchyna soñaban hasta el 24 de febrero con la llegada del metro para estar conectados con el centro de la capital, pero ahora son quienes esperan con más ganas que nadie la llegada de esos sistemas de defensa que les protejan de nuevos ataques. "En realidad lo pedimos desde el primer día de la guerra. Hay que cerrar el espacio aéreo, no permitir que nos bombardeen de esta manera un día tras otro", comenta con rabia Luba antes de entrar en el portal de su enorme edificio de catorce pisos de altura. Las luces de los apartamentos tintinean en la noche de Kiev y envían a Moscú un mensaje de resistencia.

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