A la caza del mayor enemigo de Canadá

Cientos de policías buscan a Myles Sanderson, sopechoso de asesinar a diez personas y a su propio hermano, mientras crece el miedo en las comunidades nativas.

La policía busca a dos sospechosos “extremadamente peligrosos”
La policía busca a dos sospechosos “extremadamente peligrosos”

Un hombre herido, Myles Sanderson, mantiene en vilo a miles de personas en Saskatchewan. Los ciudadanos de esta provincia central de Canadá viven inmersos en una vigilia permanente mientras cientos de policías buscan al presunto coautor de la matanza que el domingo dejó diez muertos y 18 heridos apuñalados en la comunidad indígena de James Smith Cree Nation y en la cercana ciudad de Weldon.

Los vecinos de Regina y otras localidades donde este joven de 30 años es buscado se han encerrado en sus domicilios. Los colegios abrieron este martes las aulas, pero todas las puertas permanecen cerradas con llave en horario lectivo. Los alumnos tampoco pueden salir a comer. Los bares se han vaciado. La Policía pide evitar movimientos innecesarios o pararse a recoger a autoestopistas. Un hombre cuenta en la televisión que ha salido a hacer la compra y ha dejado en casa a su hija con una escopeta y un bate de beisbol.

Otro asegura que ha pasado la noche vigilando enfrente de su jardín, escondido en el coche junto con dos perros. El miedo es más intenso desde que se rumorea que Myles pudo asesinar a su hermano Damien, de 31 años, cuyo cadáver apareció a primeras horas de la tarde del lunes (sobre las 21.00 en España) cubierto de heridas.

La Policía parece haber descartado la hipótesis de que los dos criminales hubieran resultado heridos durante la brutal cacería que perpetraron en trece escenarios diferentes. Más bien se decanta porque Myles acabó con la vida de su hermano por algún motivo todavía desconocido y él mismo resultó herido. Las fuerzas de seguridad vigilan especialmente las clínicas y consultas médicas en una extensa área alrededor de la ciudad de Regina en la creencia de que Myles podría buscar ayuda sanitaria.

Las autoridades solo han aventurado que algunas de las víctimas figuraban aparentemente en la diana de los Sanderson y que a otras las asesinaron por haberse cruzado fatalmente en su camino. Es el caso de una socorrista que acudía a atender a una de las víctimas o un hombre de 77 años, cuyo nieto salvó la vida al encerrarse en el sótano de su casa. Desde allí llamó a los servicios de emergencia. Las comunidades indígenas, donde se suceden las muestras de dolor, afirman que un asunto de drogas pudo ser el detonante de la carnicería y que los dos hermanos desataron todo su salvajismo bajo su influencia. Las autoridades no lo confirman. Ni tampoco lo desmienten.

Hermetismo absoluto

Es esta escasez de información lo que comienza a exasperar a muchos. Algunas webs oficiales apenas se han renovado y los analistas comienzan a subrayar la ausencia de nuevos datos sobre los ofrecidos el domingo por las autoridades tras la masacre. Se sabe que los primeros avisos telefónicos tuvieron lugar sobre las cinco de la madrugada (hora local) y que a las siete los hermanos Sanderson ya habían sido identificados.

Cómo pudieron matar y herir con cuchillos a una treintena de personas en trece lugares diferentes sin ser interceptados forma ahora parte de los interrogantes todavía sin resolver. Igual que la razón de que Myles, propietario de un amplio historial delictivo, permaneciera sin ser localizado desde que en mayo dejó de visitar a su agente de la libertad condicional.

La misma bruma cubre la huida. Los canadienses saben que encontrar al criminal en un vastísimo territorio natural conocido como el 'granero de Canadá' es todo un reto, pero este lunes mismo la Policía admitía que su sospecha de que estaba escondido en la segunda ciudad más grande de Saskatchewan se basaba simplemente en una presunción del día anterior. Otra pregunta es que a Myles se le vio escapando con otra persona en un coche negro. Se suponía que era su hermano. Tras descubrirse su cuerpo ha aflorado la teoría de la supuesta existencia de un tercer implicado.

Puede ser cierto o no. Entre los expertos se destaca que el silencio es una premisa principal en una cacería humana de estas características: se trata de mantener a Myles Sanderson en la ignorancia, sobre todo si tiene acceso a un televisor, un ordenador o un móvil. En cualquier caso, a algunos analistas este hermetismo les recuerda mucho al que rodeó -y aún impregna- la investigación de la masacre de Portapique de 2020, cuando un hombre de 51 años se hizo pasar por un oficial de la Real Policía Montada y mató a tiros a 22 personas mientras caminaba por las calles de este pequeño pueblo de Nueva Escocia.

Los apuñalamientos han causado "estrés y pánico inconmensurables", han manifestado los líderes de las Primeras Naciones, como se conoce a la comunidad nativa más antigua del país, que no pertenece a los inuit ni tampoco a los mestizos y que en el siglo XIX fue empujada por el Gobierno a las reservas. Según algunas fuentes, los hermanos Sanderson serían miembros de este colectivo.

Su Asamblea Nacional se reunió a finales de julio con el Papa Francisco durante la visita del Pontífice a Canadá para disculparse por los abusos sufridos por miles de niños en los antiguos e infames internados católicos de reeducación. Muchos de ellos acabaron muertos. Saskatchewan saltó hace un año a los medios internacionales por el hallazgo de 751 tumbas infantiles clandestinas.

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