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La ONU advierte a Ucrania y Rusia de que están "jugando con fuego" con la central nuclear de Zaporiyia

Guterres afirma que un ataque a la planta seria "suicida" mientras Kiev y Moscú se acusan mutuamente de la escalada de enfrentamientos en torno a ella.

Vista de un reactor de la central nuclear de Zaporiyia, en Ucrania.
Vista de un reactor de la central nuclear de Zaporiyia, en Ucrania.
EP

"Cualquier ataque a una planta nuclear es algo suicida". La cita, tajante, es del secretario general de la ONU, el portugués António Guterres. Lo dijo este lunes desde Tokio, después de haber participado este fin de semana en los actos de homenaje por el 77 aniversario del bombardeo de Hiroshima, el primer aaque con bomba atómica de la historia. Su advertencia llegó tras tres días de escalada de tensión entre Rusia y Ucrania, que se acusan mutuamente desde el viernes de perpetrar ataques contra la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa. "Espero que estos ataques terminen y, al mismo tiempo, espero que la OIEA (Organismo Internacional de la Energía Atómica) pueda tener acceso a la planta y ejercer sus competencias encomendadas", que pasan por garantizar su estabilidad, abundó el mandatario luso.

Lo paradójico es que las dos partes enfrentadas en el conflicto son conscientes de que, en palabras del propio Guterres, están "jugando con fuego". El asunto es que ninguna de ellas reconoce ser el autor de los ataques. "No existe nación en el mundo que pueda sentirse segura cuando un Estado terrorista dispara contra una planta nuclear. Dios no lo quiera, pero podría suceder algo irreparable y nadie detendrá el viento que propagará la contaminación radiactiva", advirtió el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

Por ello pidió una respuesta "ahora" de la comunidad internacional. Un mensaje muy similar al que lanzó el Kremlin. Su portavoz, Dimitri Peskov, emplazó a los países "con influencia absoluta" sobre Kiev a interceder para poner fin a los ataques.

La central de Zaporiyia se sitúa en el sur del país, en la región del mismo nombre. Fue tomada por tropas rusas en los albores de la invasión, a principios de marzo. En la actualidad está custodiada por unos 500 soldados rusos y 50 vehículos pesados, tanques y camiones, según el responsable de la agencia nuclear ucraniana (Energoatom), Petro Kotin. Cuando fue conquistada, la comunidad internacional entró en alerta por los sucesivos bombardeos que tuvieron lugar en sus alrededores. La tensión volvió a la zona el pasado viernes. Kiev y Moscú se responsabilizan mutuamente de una serie de ataques contra los reactores de la planta.

Riesgo de exposición

El Ministerio de Defensa ruso afirmó que el último ataque, que tuvo lugar en la noche del sábado al domingo, dañó una línea de alta tensión que proveía de electricidad a dos regiones ucranianas. El sábado uno de los seis reactores tuvo que ser detenido tras resultar alcanzado. Zaporiyia es especialmente vulnerable porque permanece conectada al sistema eléctrico por una única línea, lo cual es peligroso ya que si se corta del sistema definitivamente las instalaciones nucleares quedarían expuestas. Un escenario que se quiere evitar a toda costa.

"Debería haber una misión de mantenimiento de la paz que incluya también a expertos del OIEA y otras organizaciones de seguridad", solicitó Kotin este lunes. El responsable de Energoatom abogó, asimismo, por crear una "zona desmilitarizada" alrededor del recinto de la central. "Si la situación se sale de control, será como en Fukushima o Chernóbil", advirtió.

La central nuclear ha acaparado todas las miradas en los últimos días por el descomunal desastre que podría producirse si cualquiera de los dos bandos en conflicto comete un error de cálculo. Pero la guerra continúa en otros frentes. Uno de ellos es Jersón, región que colinda precisamente con la de Zaporiyia. Las fuerzas ucranianas continúan con su contraofensiva lanzada la semana pasada para retomar el control de la región, ocupada por las tropas rusas.

Este lunes destrozaron los puentes de Antonovski y de Kajovski, según afirmó el diputado regional Serguéi Khlan a través de las redes sociales y confirmó posteriormente la portavoz del comando sur del ejército ucraniano, Natalia Gumeniuk..

Ambas infraestructuras son puntos estratégicos, pero especialmente lo es el primero, el puente de Antonovski. Situado sobre el río Dnipro, a las afueras de la ciudad de Jersón, es clave para el suministro de la localidad ya que es el único que conecta la orilla sur del río con el resto de la región. Kiev ya destruyó parcialmente la crucial infraestructura en otro bombardeo el pasado 27 de julio.

"Seudoreferéndums"

La zona es estratégica ya que limita con la península de Crimea, anexionada por Moscú en 2014. Al ocupar Jersón, Rusia pudo conectar ambos territorios.

Las autoridades prorrusas en Jersón, y desde este lunes también en Zaporiyia, han creado comisiones electorales con vistas a celebrar sendos referéndums de adhesión de lambas regiones a Rusia, al igual que sucedió en Crimea hace ocho años. El plebiscito no fue reconocido por la comunidad internacional pero incorporó 'de facto' la península al territorio ruso. Ahora Moscú planea hacer lo mismo con Jersón y con Zaporiyia. Las consultas están previstas para septiembre.

"Si los ocupantes siguen el camino de estos seudoreferéndums, se cerrarán cualquier posibilidad de negociación con Ucrania y el mundo libre", amenazó Zelenski, que advirtió que «todos los que ayuden a los ocupantes responderán ante Ucrania. "No daremos nada de lo nuestro", zanjó el líder ucraniano.

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