Rusia pierde la batalla de las imágenes

La desgarradora escena de un padre abrazando a su hijo adolescente es el último ejemplo que prueba el ataque a civiles por parte del Kremlin.

Ataque en la universidad ucraniana de Mikolaiv.
Ataque en la universidad ucraniana de Mikolaiv.
EP

La guerra en Ucrania ha dejado en estos cinco meses un rosario de imágenes de extrema dureza. Mientras las tropas ucranianas defienden cada pulgada de terreno frente a las fuerzas invasoras, quienes peor lo pasan son los civiles. Siempre son el eslabón débil en cada conflicto. Gente de a pie que ha tenido la mala fortuna de vivir en el lugar y el momento inoportuno, los perdedores de la guerra.

Esta semana la imagen de un padre abrazado al cadáver de su hijo adolescente ha dado la vuelta al mundo. Se trataba de un chaval de apenas 13 años cuyo único delito era estar esperando al autobús. Un misil ruso disparado con un lanzacohetes Uragan, según desveló la agencia local Ukrinform, lo alcanzó de lleno. Murió al instante, al igual que otras dos personas. Otras dos fueron hospitalizadas. Una de ellas es la hermana de 15 años del menor asesinado.

El dolor se ve reflejado en el rostro del padre que acaba de ver morir a su hijo. No obstante, aguanta con templanza: saca un libro de plegarias y reza junto al cadáver del menor, a quien acaricia e incluso cierra los párpados. Los hechos sucedieron en el distrito de Saltivka en la ciudad de Járkov, la segunda más importante del país. Es una zona especialmente castigada desde el inicio de la guerra. Tras resistir los primeros embates de las tropas del Kremlin, sufre bombardeos continuos desde hace semanas.

De cifras a víctimas

La escena es una muestra más de la deshumanización de la guerra. Cuando las víctimas, al ponerles rostro, dejan de ser meras cifras. Es el último ataque contra civiles que ha perpetrado Moscú. Ha habido infinidad de ellos. Por ejemplo, cuando bombardeó una maternidad en Mariúpol y los servicios de emergencias rescataron a una mujer embarazada de entre los escombros. O la masacre de civiles en Bucha, donde decenas, centenares de cadáveres, algunos ejecutados con las manos atadas a la espalda, se pudrían al sol mientras las tropas rusas huían ante el avance ucraniano. O el bombardeo de un centro comercial en Kramatorsk. O el asesinato de una familia entera en Irpin el pasado marzo cuando se disponía a huir con maletas. Entre las víctimas había un adolescente y una niña. El ataque fue grabado en directo por periodistas del 'New York Times'.

Son las imágenes de la crueldad. La prueba irrefutable de que las tropas rusas masacran civiles. El Kremlin siempre ha negado que haya fijado objetivos ciudadanos, y argumenta que son siempre militares o infraestructuras.

No obstante, el ministerio del Interior ucraniano contabilizó la semana pasada 17.314 ataques rusos contra ciudadanos desde el inicio de la guerra el pasado 24 de febrero. Por el contrario, afirma que Rusia solo ha dirigido sus misiles contra blancos estrictamente militares en 300 ocasiones.

Desde el inicio e la invasión rusa el pasado 24 de febrero, al menos 360 niños han sido asesinados, a los que hay que sumar más de 679 heridos. Los datos son de la oficina del fiscal general de Ucrania divulgados en Telegram y citados por Ukrinform. En términos globales, la ONU ha verificado que 5.200 civiles han sido asesinados en medio de los enfrentamientos, pero admite que son solo la punta de un terrorífico iceberg.

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