Los últimos resistentes de Azovstal

El Gobierno de Ucrania organiza una operación de rescate extrema para los soldados heridos en la acería.

Planta de la acería Azovstal.
Planta de la acería Azovstal.
ALEXANDER ERMOCHENKO

El Gobierno de Ucrania prepara una operación a gran escala para evacuar de la acería de Azovstal a los militares heridos y los cadáveres de los soldados fallecidos durante el asedio ruso. Este sábado se cumplen once días de ataques continuos sobre este complejo siderúrgico, último foco de la resistencia ante los invasores en la estratégica ciudad portuaria de Mariúpol y metáfora mundial del empecinamiento de los ucranianos por defender su territorio.

Aunque todos los civiles han sido ya trasladados a localidades seguras, quedan unos mil combatientes dentro de la factoría, a cada día que pasa más parecida a un teatro de ruina y muerte. Los bombardeos de la artillería rusa se repitieron en la mañana del viernes con matemática puntualidad. Varias de las instalaciones ardían anoche mientras los militares aguardaban con incertidumbre las negociaciones del Ejecutivo.

La pretensión de las autoridades es completar la evacuación en varias fases de los soldados que padecen heridas más graves ante su atroz sufrimiento por la falta de medicamentos, la ausencia de higiene y la imposibilidad de realizar intervenciones quirúrgicas. El Kremlin todavía no había aprobado el viernes por la noche este plan. "Hemos iniciado una ronda de conversaciones sobre la hoja de ruta. Comenzaremos con los heridos graves. Cruz Roja y la ONU se han reunido con los rusos y han acordado una serie de negociaciones", informó la viceprimera ministra de Ucrania, Irina Vereschuk.

El Gobierno, que cuenta con la mediación de las autoridades turcas, quiere que los rusos se comprometan por escrito en un intento de evitar las sucesivas rupturas de la tregua que hicieron fracasar algunos de los corredores humanitarios establecidos con los civiles. En la última evacuación de las mujeres y niños que permanecían refugiados en la central, tres militares ucranianos fallecieron y varios más resultaron heridos al impactar contra sus vehículos misiles lanzados por las tropas invasoras.

Más que el Batallón Azov

Vereschuk explicó que en el interior de Azovstal no solo se encuentran los miembros del polémico Batallón Azov -al que Moscú califica de "nazi" por su ideología de extrema derecha-, sino también un alto número de oficiales y soldados del Ejército, guardias fronterizos y agentes de la Policía Nacional. A todos ellos rindió homenaje el 'Pravda' ucraniano en su edición de ayer, en una serie de relatos firmados por María Golub cuyo resumen recoge dicho periódico este sábado.

"Todos ellos necesitan ser salvados", reclamó la vicepresidenta. La baza con la que Kiev juega para conseguir un acuerdo con Rusia es el intercambio de prisioneros. Propone al Kremlin liberar a los combatientes de Azovstal a cambio de militares rusos detenidos.

La ofensiva sobre Mariúpol comenzó en febrero y logró reducir la oposición ucraniana a la planta de Azovstal, bombardeada de modo incesante desde el pasado día 3. Las autoridades locales señalaron a principios de esta semana que el asalto se ha intensificado desde el último convoy de civiles que logró evacuar a 500 personas.

La ONU ha confirmado la muerte de 3.400 civiles debido a la invasión, aunque admite que es una cifra sin visos de realidad. De hecho, sospecha que solo en Mariúpol, un escenario de "horrores inimaginables" hay "miles de muertos", según la alta comisionada Michelle Bachelet.

A continuación exponemos seis ejemplos de los últimos resistentes de la acería Azovstal de Mariúpol:

Mykola, 24 años: un veterano fiel a su palabra

A sus 24 años, Mykola es un veterano de guerra. Nada más cumplir la mayoría de edad ingresó en las filas del regimiento y, antes de eso, tomó parte en las protestas del Maidán. De chaval soñaba en Dnipropetrovsk con convertirse en entrenador de perros. Hoy, a este defensor a ultranza de Ucrania se le considera un héroe de la resistencia de Mariúpol, fiel a su principio de que "las palabras deben coincidir con las acciones".

Su pareja, Olga Malyuchenko, consigue hablar con él de vez en cuando. "Dice que falta atención cualificada para los heridos". Mykola ha visto durante el encierro a niños que "sueñan con un pedazo de pan y un sorbo de agua". "Nuestros héroes -apunta Olga- dan lo último a los civiles. Están listos para resistir hasta el final, pero no necesitamos héroes a título póstumo. Los necesitamos vivos y con nosotros".

Bogdan: un amor inmortal

Esta es una historia de amor. Bogdam y Natalia se conocieron hace tres años. Intimaron. Llegó la guerra. Él, antiguo miembro del cuerpo de marines ucranianos, se incorporó al frente. Él pasado 14 de abril, día en que Bogdam cumplía años, Natalia recibió una carta suya enviada desde Azovstal. "Te amo más que a la vida. ¿Estás de acuerdo en casarte conmigo?", le preguntaba. Tres días más tarde "nos casamos", recuerda Natalia .

Solo pueden comunicarse por teléfono o mediante la escasa correspondencia que elude el asedio. Bogdam se refiere a los ataques a la fábrica como el apocalipsis. "Escribe que esto no es una guerra, sino un asesinato", aunque está dispuesto a cumplir la orden de "luchar hasta la última gota de sangre", dice Natalia, esperanzada en que volverán a reencontrarse. "Ya eres inmortal", le dice en su último mensaje.

Artem Vyshinyok, 21 años: el joven que salvó un vencejo

"Ama a los animales. Él no comerá, pero les dará de comer. Una vez vio un vencejo con un ala rota, llamó a un taxi, tomó al pájaro y lo llevó al veterinario". La familia de Artem Vyshnyak habla así de este soldado de 21 años encerrado desde hace semanas en la factoría de Azovstal. Nacido en Brovary, a las afueras de Kiev, Artem se enroló en el Batallón Azov hace tres años, aunque su decisión estaba tomada desde 2014, al inicio del conflicto del Donbás. "Quiere defender a su país", relata su madre, Tatiana.

De adolescente siguió la Revolución de la Dignidad o Maidán y participó en actos a favor de la unidad de Ucrania, cuya historia es su pasión. ¿Cómo vive ahora el asedio ruso? Tatiana solo lo imagina. "Mi hijo es reacio a hablar de la guerra. Sabe que estoy preocupada, así que no comenta nada terrible. Dice que está dispuesto a dar su vida por esta tierra. Pero yo no estoy lista para eso".

Kirill Gurov, 32 años: la muerte de los "hermanos"

A Kirill Gurov la invasión rusa le partió la vida el 24 de febrero. Hasta entonces, este fabricante de artículos de cuero de 32 años vivía con su mujer y sus dos hijos sin grandes sobresaltos, eso sí, dentro de la calma que proporciona ser miembro del Batallón Azov, al que pertenece desde 2015. El día 20 de ese mes su "segunda familia" le llamó para ponerle en "estado de alarma". Cuatro días después, llegó la ofensiva.

La familia se trasladó a Mariúpol, pero el 9 de marzo, tras un ataque ruso al hospital donde se refugiaban, su mujer y los dos niños escaparon a Zaporiyia. Kirill se quedó en la acería. A su pareja le llamaba tranquilizándola con un escueto "todo está bajo control" hasta que en abril ella se enteró de que "había sido herido. Muchos chicos murieron. Ni siquiera puedo imaginar por lo que pasa mi esposo cuando mueren sus hermanos".

Igor Myzovets, 20 años: vocación militar desde la infancia

Igor Myzovets es uno de los soldados heridos que aguardan a ser evacuados de la acería. Es muy joven. Solo tiene 20 años pero ha visto y sentido la carnicería de la guerra. A punto de morir dos veces bajo las bombas, no sabe si saldrá con vida de la factoría.

Igor tuvo clara desde la infancia su vocación militar. Obtuvo la graduación en la Facultad de Silvicultura de Shatsk y a continuación se alistó en el Ejército sin comunicárselo a nadie. Su primer destino fue Lutsk. Enseguida pidió su traslado a Mariúpol. Llegó allí el 13 de diciembre y dos meses después llamó a sus padres. "La guerra había comenzado y preguntó si estábamos tranquilos", declara su madre.

Está a punto de cumplir un mes en Azovstal. Un francotirador le destrozó una pierna. "No le sacaron la bala. Sin radiografías. Dice que ahora tienen dos opciones: ser hechos prisioneros o, Dios no lo quiera, fusilados".

Stepan Golovko: "Creemos que volverá vivo"

Stepan Golovko estaba llamado a empuñar las armas en Mariúpol desde los 13 años, cuando se afilió a las organizaciones nacionalistas de Donetsk, donde ha residido casi toda su vida y liderado la sección regional del Partido Patriota de Ucrania. Luchó en Kharkiv contra los separatistas prorrusos durante el largo conflicto militar que ha desangrado el Donbás desde 2014 y es miembro destacado del Batallón Azov. Ha ejercido como primer asistente de Andriy Biletsky, el controvertido líder y fundador de esta unidad vinculada a la extrema derecha,

Amante de jugar con su hijo pequeño y aficionado al fútbol y a contar historias de su país, Anna, su eposa, asegura que el "mayor valor" para Stepan es "la libertad y la vida de las personas. Está en Azovstal. Sé que sufre una lesión. La situación es crítica, pero no pierde el optimismo. Mi hijo y yo creemos que volverá vivo".

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