Rusia celebra el Día de la Victoria obligada a ocultar sus fracasos en Ucrania

Putin afirma que el triunfo será "nuestro como en 1945", mientras Kiev y Occidente esperan que dé este lunes alguna señal de sus intenciones en la guerra.

El presidente ruso, Vladimir Putin.
El presidente ruso, Vladimir Putin.
SPUTNIK

Cada año, con motivo de los festejos del Día de la Victoria sobre la Alemania nazi, el presidente ruso, Vladímir Putin, aprovecha a mostrar su poderío militar en el gran desfile de la Plaza Roja y contextualizar el recuerdo de aquella contienda y sus consecuencias con la situación presente, sobre todo en el ámbito internacional y en referencia a las cuestiones de carácter bélico y a la seguridad global. Por eso, en medio de una devastadora y cruel guerra contra Ucrania, la expectación es este lunes máxima de cara al mensaje que Putin se propone lanzar a los rusos.

Circulan múltiples especulaciones sobre las sorpresas que, con el fin de darle un empujón a su enquistada campaña en el país vecino, el mandatario podría preparar para su ciudadanía: la más inquietante, declarar a Ucrania formalmente la guerra, lo que permitiría decretar la "movilización general" y obligaría a la población masculina a tomar las armas sin posibilidad alguna de evitar ser alistados.

A juicio de la viceministra de Defensa ucraniana, Anna Maliar, "Putin deberá explicar a sus ciudadanos para qué tanta destrucción y por qué se han sacrificado las vidas de más de 20.000 soldados rusos". Por su parte, el ministro de Exteriores, Dmitro Kuleba, opina que el presidente ruso tal vez anuncie algo "grandioso", ante lo que "estaremos preparados. ¿Qué más puede ya pasar?". Debido al aislamiento internacional de Rusia, este lunes en la Plaza Roja no habrá ningún líder extranjero.

Lo primero que sugirieron los medios de comunicación oficiales rusos tan pronto el Kremlin lanzó su actual "operación especial militar" contra Ucrania, el pasado 24 de febrero, fue que este año el centro principal de atención del Desfile de la Victoria no sería Moscú, como es habitual, sino Kiev. Se daba por hecho que el país vecino estaría ya completamente ocupado y habría un Gobierno marioneta prorruso que organizaría una exhibición con las tropas rusas "liberadoras".

Pero, a finales de marzo, tras numerosos intentos fallidos de tomar la capital ucraniana, el Ministerio de Defensa ruso anunció que sus fuerzas se replegaban para concentrar sus esfuerzos en Donbás. Ese era entonces el nuevo objetivo de Moscú para este 9 de mayo: poner bajo su control completamente las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk. Primero se planeó organizar la parada militar en Donetsk, pero, puesto que a día de hoy, gran parte de Donbás continúa en manos ucranianas, se habló después de llevarlo a cabo entre los escombros de la asolada ciudad portuaria de Mariúpol.

Y eso es lo que cree la Inteligencia militar ucraniana. Un indicio de que un desfile podría tener lugar en Mariúpol es que recibió hace unos días la visita del subjefe de la Administración del Kremlin, Serguéi Kiriyenko. Otra señal que se apunta como reveladora son los trabajos a ritmo acelerado de descombrado y limpieza en las calles de Mariúpol. El tercero, la veloz evacuación de los últimos civiles refugiados en la acería Azovstal después de varios intentos frustrados, a la que se sumó este domingo la salida de los médicos y soldados heridos que quedaban en la factoría, último foco de resistencia a cargo del Batallón Azov, que se niega a rendirse.

Mensaje del presidente

El portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, aseguró el viernes que en Mariúpol no habrá ninguna celebración, aunque el asesor ucraniano Mijailo Podoliak cree que "el Kremlin está preparando un desfile con nuestros militares tomados como prisioneros", como ya se hizo en Donestk en 2014.

Los analistas coinciden en que, de momento, Putin no tiene grandes triunfos que mostrar en la Plaza Roja, aunque sus tropas han conseguido ocupar casi toda la región de Jersón y algunas partes de Donetsk, Lugansk, Zaporoiyia, Mykolaiv y Járkov. El primer mandatario ruso ha presentado su contienda contra Kiev como una cruzada contra el "nazismo".

De hecho, en un mensaje dirigido a todos los territorios exsoviéticos, Putin aseguró este domingo que, "como en 1945, la victoria será nuestra" y felicitó a los líderes y ciudadanos de Donetsk y Lugansk por su contribución a la "desnazificación" de Ucrania. "Hoy nuestros soldados, como sus antepasados, luchan hombro con hombro por la liberación de su patria de la inmundicia nazi, con la confianza de que, como en 1945, la victoria será nuestra", señaló.

Según el portavoz presidencial, el Día de la Victoria, y el desfile en concreto, "es algo sagrado" para el presidente y el pilar más importante de la componente ideológica de su política. El Ejército Rojo culminó la toma de Berlín el 2 de mayo de 1945 y, el 8 de mayo se produjo la capitulación, que este domingo contó con sus propias conmemoraciones en países como Alemania y Francia. Pero, debido a la diferencia horaria, en la URSS siempre se festejó el Día de la Victoria el 9 de mayo. Más de 26 millones de soviéticos perecieron durante la II Guerra Mundial, aunque algunos historiadores creen que el número fue muy superior.

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