Kiev se rearma para resistir la ofensiva del Donbás

EE. UU. y Europa envían armamento pesado a Ucrania para afrontar una nueva fase del conflicto en terreno abierto

La batalla se recrudece en Ucrania, donde este jueves se cumplen 57 días seguidos desde que comenzó la invasión, el pasado 24 de febrero. El Ejército de Kiev se ha enfrentado con todo lo que tenía -y con la ayuda recibida de Occidente, ya que se veía superado en armas y personal por Rusia- durante casi dos meses a las tropas del Kremlin, pero la duración de la guerra hace mella y los suministros comienzan a escasear. Por si fuera poco, la última estrategia de Moscú es acometer una gran ofensiva en el Donbás -donde parte del territorio es prorruso-, para lo que las fuerzas de Volodímir Zelenski necesitarán grandes provisiones. Por ello, Estados Unidos y países de la Unión Europea están proveyendo de armamento pesado a la resistencia.

¿A qué se debe este cambio de arsenal? Porque el campo de batalla ha cambiado drásticamente. Mientras que durante este tiempo ambos bandos se han enfrentado en las calles, con edificios de por medio, y en zonas densamente pobladas de los alrededores de la capital, a partir de ahora la lucha tendrá lugar en terreno abierto, con campos, granjas y explanadas de gran extensión, lo que obliga a cambiar la estrategia militar. «No es ninguna broma», advierte el teniente general Ben Hodges, excomandante del Ejército de EE UU en Europa. «De lo que estamos hablando es de una cruenta guerra convencional de maniobras militares, donde las fuerzas rusas podrán torpedear las posiciones fijas de los ucranianos en un terreno mucho más abierto», afirma el experto en su análisis de la nueva ofensiva que está por venir.

La guerra ya estaba presente en el Donbás desde 2014, cuando el presidente ruso, Vladímir Putin, instigó un levantamiento y envió tropas en su apoyo. Durante ocho largos años los enfrentamientos continuaron hasta llegar a un punto muerto en el que cada bando controla parte del territorio y ninguno logra avanzar. Pero a partir de ahora comienza la que podría ser la fase decisiva del conflicto en la región. Las vastas extensiones podrían favorecer la ventaja de Moscú por su cantidad de armamento, pero Kiev podría atacar desde posiciones atrincheradas mientras los invasores avanzan sobre terreno abierto dentro del alcance de la artillería.

Cantidad y calidad se enfrentan en una balanza que Occidente se asegura de equilibrar con envíos de armamento pesado, claves en esta nueva fase de la guerra. Estados Unidos aprobó la semana pasada un paquete de 800 millones de dólares (736 millones de euros) en material ofensivo que comprendería obuses de 155 milímetros -una importante mejora en la artillería de largo alcance para igualar los sistemas rusos-, 40.000 proyectiles de artillería y once helicópteros Mi-17 de diseño soviético. Encajan con el arsenal ucraniano, por lo que no necesitarán formación específica para su uso.

Misiles de largo alcance

A Ucrania no le faltan aliados. La UE, por su parte, también ha aprobado otros 500 millones de euros para rearmar al Ejército de Zelenski ante la amenaza del Donbás. Además de dotarles de suministros no letales como equipos de protección personal, botiquines de primeros auxilios y combustible, así como sistemas militares diseñados para aplicar fuerza letal, estos fondos subvencionarán el envío de armamento por parte de los Estados miembros de la UE, que discuten cómo hacer llegar a Kiev sistemas militares pesados como, por ejemplo, tanques y aviones.

El Gobierno de Eslovaquia ha enviado el sistema de misiles antiaéreos de largo alcance S-300, mientras que Noruega ha prometido cien proyectiles. Finlandia también ha anunciado un nuevo paquete de armamento. Aunque no ha aportado detalles al respecto, su Ministerio de Defensa remarcó que ha tenido en cuenta «tanto las necesidades de Ucrania como la situación de los recursos de las Fuerzas de Defensa».

Alemania, por su parte, prometió este miércoles apoyo militar «a largo plazo». Su ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, especificó que «se trata de los próximos tres meses y también de los tres años siguientes», y aseguró que el envío de vehículos blindados «no es ningún tabú», aunque «a corto plazo no tenemos nada que realmente podamos entregar de forma rápida e inmediata». Con nueva ayuda en camino, Kiev se rearma para un potente contraataque.

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