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La madre de Kiev con vínculo aragonés que quiere poner a salvo a sus tres hijos y coger las armas si es preciso

Una de sus hijas veraneaba en Zaragoza con una familia de acogida. Ahora viven el día a día en un refugio, arriesgándose a salir a comprar comida bajo las bombas.

Kyiv (kiev) (Ukraine), 02/03/2022.- People stay inside Dorohozhychi subway station which is used as a bomb shelter, in Kyiv (Kiev), Ukraine, 02 March 2022. Russian troops entered Ukraine on 24 February prompting the country's president to declare martial law and triggering a series of severe economic sanctions imposed by Western countries on Russia. (Atentado, Rusia, Ucrania) EFE/EPA/ROMAN PILIPEY UKRAINE RUSSIA CONFLICT
Población ucraniana refugiada en Kiev.
ROMAN PILIPEY

Olga salió este jueves por la mañana por las calles de Kiev a comprar lo justo y necesario. Hacía fila ante la tienda y comenzaron los bombardeos rusos de nuevo. No pudo comprar mucho, y tuvo que regresar al sótano con sus tres hijos pequeños, pero sigue viva. Este es uno de los miles de testimonios que cada día se viven en Ucrania, donde salir a por algo de comida puede ser jugarse la vida.

"Fuimos atacados, pero todo está bien", relata. "El puente cerca de nosotros, a 5 kilómetros, fue derribado, como la presa que fue minada, a un kilómetro", ese el balance que hace del ataque mientras intentaba comprar. Con dolor de oídos, regresó a su refugio, al búnker donde se resguarda junto a sus tres hijos del avance de las tropas enviadas por Putin. Una de ellas es Margarita, quien venía a la capital aragonesa para pasar los veranos a través de la Asociación Asistencia a la Infancia. "Viene a Zaragoza desde que tenía 7 años y ahora tiene 10, pero mantenemos el contacto. Hacemos videollamadas, le mando paquetes... pero con la pandemia no se ha podido", recuerda Laura, su madre de acogida.

A Olga la guerra le sorprendió en la capital ucraniana, donde trabaja de interna como servicio de una señora. En su pueblo, a unos 80 kilómetros de la ciudad, estaban cuatro de sus hijos. El mayor, militar, tuvo que ir al frente cuando estalló la contienda, así que los tres pequeños viajaron solos, sin familiares, en una columna militar hasta Kiev, donde se reencontraron con su madre. Ahora sobreviven bajo una "lluvia de misiles".

"En estos momentos entiendes que la vida es lo más valioso", cuenta a HERALDO desde el sótano donde se refugian. Lo sabe bien con su marido en el frente desde el primer día y su hijo desde el segundo. "Ahora necesito a mi familia. Duele mucho…", señala.

"No pienso salir del país. Tengo un hijo en la guerra"

Tiene claro que quiere permanecer en su Ucrania natal: "No pienso salir del país. Tengo un hijo en la guerra". No obstante, también tiene en cuenta a los pequeños que están con ella, de 10, 12 y 13 años: "Si tuviera la oportunidad de enviarlos con seguridad, sería bueno". La situación en Kiev es muy complicada a causa de los bombardeos constantes, tal y como cuenta a este medio. "Es imposible salir de Kiev en este momento", apunta, y pone como ejemplo el ataque este miércoles en las proximidades de la estación de tren, que hasta hace unos días había sido la única vía de salida. Muchos ucranianos han emprendido rutas kilométricas para salir de casa y encontrar paz fuera de sus fronteras.

Situación en Kiev tras la invasión rusa
Situación en Kiev tras la invasión rusa
ROMAN PILIPEY
"Acepto tomar las armas contra los ocupantes"

Cada vez son más los ucranianos que se han enfrentado a los soldados rusos, incluso intentando parar a los camiones y tanques con sus cuerpos. Olga también está dispuesta a hacer todo lo posible por su país: "Acepto tomar las armas contra los ocupantes", responde cuando se le pregunta.

Desde su refugio sigue en contacto con familiares y amigos, con los que se intercambia información, pero hay interrupciones. De hecho, contactar con ella ha costado varias horas. Con orgullo lanza mensajes de apoyo a sus compatriotas: "Gloria a Ucrania. Tenemos un pueblo heroico. Estoy orgullosa de ser ucraniana". No están los cuatro solos, sino que comparten habitáculo con una familia con un bebé de 4 meses y de 3 años, además de otra que llegó hace un par de días.

A pesar de la situación que vive, saca fuerzas y encuentra la esperanza. "Hay vida antes de la guerra... y después. Ahora aprecias lo más importante: vida y familia. Nada más importa", indica. Se despide con emoticonos de besos, banderas de Ucrania y muchos corazones, amarillos y azules, los de gran parte del mundo.

Desde Zaragoza, con la mirada puesta en Kiev

Esos mismos colores predominan en los mensajes que manda Laura, la madre zaragozana de acogida de Margarita, la hija de Olga. Están en continuo contacto, siempre y cuando los ataques lo permiten.

Las maniobras del ejército ruso en la frontera de Ucrania para Laura no eran buenas noticias, a pesar de que hasta la propia madre de Margarita se sentía positiva. Desde la Asociación Asistencia a la Infancia están trabajando en ayudar a las familias. "Mientras se esté trabajando, esperanza hay", concluye esta madre.

Se puede colaborar con la causa donando material sanitario, ropa, comida o enseres personales en varios puntos de Aragón, en las tres provincias

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