solidaridad

De Mojácar (Almería) a Ucrania en busca de refugiados

Una restauradora andaluza y su empleada, ucraniana, movilizan un particular "convoy" para rescatar a familiares y amigos de la guerra.

Estación de tren de Chelm en Polonia.
Refugiados ucranianos en la estación de tren de Chelm, en Polonia.
Bartlomiej Wojtowicz

María Moreno es una restauradora de Mojácar (Almería) que este domingo por la tarde emprenderá un viaje de 3.000 kilómetros y unas 30 horas hasta la frontera entre Polonia y Ucrania para traer a ciudadanos de este último país hasta el municipio en el que reside en la provincia almeriense.

"Soy de un pueblo de Jaén pero llegué a Almería hace 19 años. Aquí monté un negocio y al poco vino una chica ucraniana sin papeles a pedir trabajo. Le arreglé los papeles, le di trabajo y la he ayudado muchas veces, tenemos muy buena relación", explica Moreno.

Cuando estalló el conflicto, Moreno llegó al restaurante Cabo Norte en Mojácar y se encontró allí a Natalia. "La encontré llorando viendo las noticias y le dije: 'Nati, no te preocupes'", explica la restauradora, quien señala que su empleada tiene a su familia directa en la provincia, aunque en Ucrania quedan aún muchos familiares y amigos.

"Si me invaden mi país, no sé cómo estaría yo", dice Moreno, apuntando que ya la semana pasada compraron unos 400 euros de medicinas, vendas y antibióticos para mandarlos a Ucrania.

María Moreno, en el centro, junto a Natalia (detrás de ella) en el restaurante que regenta en Mojácar playa.
María Moreno, en el centro, junto a Natalia (detrás de ella) en el restaurante que regenta en Mojácar playa.
Mojácar

Sin embargo, cuando estos suministros llegaron, Natalia seguía preocupada. Así que, ni corta ni perezosa, Moreno preguntó a la ucraniana: "¿Quieres que alquilemos una furgoneta, vamos a la frontera y traemos a gente para acá? El viaje es largo, pesado, pero hay cosas peores. Dijo que sí, llorando", relata.

De esta forma, las dos se acercaron a una empresa de alquiler de coches y finalmente se hicieron con un monovolumen de siete plazas, lanzando a la vez un mensaje en redes sociales en busca del apoyo de todo aquel que quisiera colaborar.

"Al principio iba un poquito a ciegas. Natalia ha contactado con gente que quiere venir. Muchos que pasan a Polonia prefieren esperar y ver qué pasa, otros prefieren trasladarse. Tenemos siete plazas, vamos dos, así que traemos a cinco", narra.

Precisamente, este jueves recibió la llamada de otro vecino de Mojácar al que va a conocer este mismo viernes, un hombre que se ha ofrecido a acompañarlas con una furgoneta de nueve plazas que se une a este particular "convoy". También ha contactado con ella la mujer de un vecino de Pulpí (Almería), que podría unirse con una autocaravana.

"Ayer el Ayuntamiento me llamó para decir que iba a apoyar económicamente a la gente que venga -extremo confirmado a EFE por el propio gobierno local, que ha precisado que hay 24 ucranianos censados en el municipio-, una vez que estén aquí. Hay gente de Mojácar que ha ofrecido sus casas, una habitación y lo que haga falta", añade.

El monovolumen en el que irán Natalia y ella ya cuenta con adjudicatarios para las cinco plazas disponibles, entre ellos una octogenaria cuyo hijo reside en Málaga y que en estos momentos se encuentra en la frontera.

"Lo más atrevido que había hecho era montarme en globo. A veces se hacen cosas por egoísmo pero estoy segura de que esto me va a hacer sentirme bien. Una no busca recompensa, sino sentirse bien. Ayudar a alguien es muy bonito", concluye.

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