Alumbrados en la oscuridad de la guerra
En el metro, en sótanos y sin asistencia sanitaria ni las más mínimas condiciones higiénicas, así dan a luz cientos de ucranianas
Todo se desmorona ahí arriba, pero un bebé duerme a pierna suelta, arrebujado en una manta de borreguito y con esa placidez propia de los recién nacidos. Se diría que ni un bombazo podría despertarlo. Y esto es literal. El pequeño, en brazos de su padre, es la viva imagen de la esperanza en medio del desastre bélico. Vino este miércoles al mundo en los sótanos de una maternidad de Kiev durante uno de los ataques más furibundos de las tropas rusas. Bien visto, tuvo suerte. Al fin y al cabo, a pesar de nacer bajo tierra, su madre fue atendida en un hospital. Otras muchas mujeres ucranianas están dando a luz en medio de la oscuridad de la guerra en unas condiciones penosas, poniendo en riesgo sus vidas y las de sus criaturas.
El UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas encargado de la salud sexual y reproductiva, calcula que hasta 80.000 mujeres ucranianas darán a luz en el país en los próximos tres meses. A pesar de que, a día de hoy y aunque en precario, la mayor parte de los centros sanitarios siguen funcionando, "nos llegan informes desgarradores de hospitales dañados en los que es difícil garantizar partos con todas las garantías", señala el español Jaime Nadal, representante en Ucrania y Bielorrusia del UNFPA, en un vídeo difundido por el organismo.
Según el último parte de esta agencia que depende de la ONU, en las últimas noches se han sucedido más de 80 nacimientos en Kiev. Muchos de ellos en sótanos subterráneos e incluso en las estaciones del metro en las que busca refugio la población, en unas condiciones infrahumanas, sin las más mínimas garantías higiénicas y "sin acceso a servicios esenciales de salud materna", señalan los responsables del organismo, que ya han reportado casos de mujeres que han perecido en el parto. "Para todas será una experiencia que amenace sus vidas, en lugar de un acontecimiento cargado de esperanza", lamentan.
Al menos, estos hijos de la guerra, estos pequeños que nacen en medio del terror, nunca recordarán los días más aciagos de sus vidas. Sí lo harán todas esas criaturas que no alcanzan a comprender hasta qué punto sus vidas han cambiado en una semana y por qué han tenido que abandonar sus hogares. Unicef alerta ya de que la mitad de los desplazados en Ucrania son niños y "su situación empeora a cada minuto". "Muchos niños y niñas han resultado heridos y muchos más están profundamente traumatizados por la violencia que les rodea", denuncia esta agencia de Naciones Unidas.
13 niños asesinados
En medio de esta barbarie, un dato que resulta directamente insoportable. Trece niños han sido asesinados estos días. Es una cifra oficial, verificada por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACDH). La gran obsesión de los padres ucranianos es que sus pequeños no corran la misma suerte.
"Tengo mucho miedo por mis hijos", reconoce a este periódico la hispanista Liudmyla Dilenko a través de una nota de WhatsApp en la que se escucha de fondo a sus pequeños reír y jugar.
El pequeño tiene tres años y Roman, el mayor, cumplirá los seis mañana, en un raro cumpleaños, refugiado en una iglesia protestante cerca de Chernivzi. "Por suerte son muy pequeños todavía, pero cuando tuvimos que dejar Kiev, él no entendía nada, por qué nos teníamos que ir", cuenta la madre. "¿Cómo se le explica a un niño todo esto?", se pregunta.
