Putin amenaza con sus fuerzas de disuasión nuclear y la UE sufragará por primera vez armas en un conflicto

El presidente ruso ordenó esta medida tras aprobarse nuevas sanciones internacionales que aíslan cada vez más a Rusia. Moscú y Kiev aceptaron reunirse en Bielorrusia en busca de un improbable pacto.

Ursula von der Leyen y Josep Borrell (arriba) y Vladimir Putin (abajo)
Ursula von der Leyen y Josep Borrell (arriba) y Vladimir Putin (abajo)
Agencias

El máximo dirigente ruso, Vladímir Putin, echó más leña al fuego y anunció la puesta en estado de máxima alerta de las fuerzas nucleares del país. Lo hizo durante un encuentro con su ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas rusas, Valeri Guerásimov, que se limitaron a asentir a sus órdenes.

"Ordeno a los ministros de Defensa y al jefe del Estado Mayor que pongan las fuerzas de disuasión del Ejército ruso en régimen especial de servicio de combate", le dijo Putin a sus interlocutores. Explicó que tal medida es la respuesta a las "declaraciones agresivas" de los líderes occidentales y a las "ilegítimas sanciones" impuestas a Moscú por Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido y Canadá. La decisión de endurecer el aislamiento financiero de Rusia y nutrir de armas a Ucrania con dinero de la UE ha pesado en la nueva vuelta de tuerca del jefe del Kremlin, que consideró todas estas y otras medidas como una "agresión".

GIF de la cuarta jornada de la guerra Rusia-Ucrania
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El presidente puntualizó que "los países occidentales no solo son hostiles a nuestro país en el ámbito económico, y con esto me refiero a las sanciones ilegítimas, sino que altos funcionarios de los principales países de la OTAN también se permiten declaraciones agresivas contra nuestro país". En su discurso del pasado día 24, cuando dio orden de iniciar la "operación especial" contra Ucrania -es decir, la ofensiva-, Putin ya blandió las armas nucleares como advertencia a quienes intenten llevar a cabo cualquier tipo de acción para impedir la invasión o ayudar militarmente a Ucrania enviando sus tropas a luchar. Poco antes, el día 19, presidió unas maniobras con misiles de tipo nuclear.

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La web del Ministerio de Defensa amplió el significado de "régimen especial de servicio de las fuerzas estratégicas" subrayando que "la base del potencial de combate de las Fuerzas Armadas rusas, se ha diseñado para disuadir de una agresión contra la Federación Rusa y sus aliados, así como para derrotar al agresor en una guerra usando varios tipos de armas, incluyendo las nucleares". Después de la escalada producida en el conflicto en los últimos días, Occidente no descartaba que el mandatario recurriese a la amenaza nuclear solapada, en base a los informes de Inteligencia realizados por algunos países y a la lógica del propio pulso. Cada vez que Putin ha dado un golpe, el cerco internacional a Rusia se ha intensificado.

La salida a esta espiral se antoja, de momento, muy débil. La comunidad internacional miraba anoche a Gómel, una ciudad fronteriza entre Ucrania y Bielorrusia (pero perteneciente a este territorio), donde Kiev y Moscú aceptaron enviar sendas delegaciones con el fin de negociar un alto el fuego y la oferta de "neutralidad" lanzada por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

La designación de este enclave puso punto y final a la confusión reinante durante todo el día en torno a la celebración del encuentro. Primero, Rusia propuso que tuviera lugar en Minsk o en Goergia, lo que fue rechazado de inmediato por el máximo mandatario ucraniano. Lo consideró enclaves "no neutrales" y menos en un día en que los bielorrusos acudían a las urnas para votar el referéndum constitucional. La reforma que promueve el presidente Alexánder Lukashenko permitiría, entre otras cosas, abandonar su neutralidad nuclear y dejar que Moscú instale este tipo de misiles en su territorio.

Tras ese primer rechazo, Zelenski mantuvo una conversación telefónica con Lukashenko, en la que ambos acordaron que el encuentro tuviera lugar en la tarde de este domingo en la frontera de los dos países, junto al río Prípiats. Aunque finalmente se decidió posponerlo hasta este lunes por la mañana.

El Kremlin aceptó el viernes la oferta de diálogo de Zelenski cuando parecía que no iba a cuajar debido a que la ofensiva rusa no cesa. De hecho, sus fuerzas armadas concentraron la ofensiva en las principales ciudades del país, mientras Kiev continúa ofreciendo una asombrosa resistencia, y en las grandes infraestructuras, con predominio de los bombardeos a gaseoductos y almacenes de combustible.

Zelenski dijo no tener muchas esperanzas de que las conversaciones con Rusia sirvan para algo. La misma opinión expresó su ministro de Exteriores, Dmitro Kuleba, para quien la amenaza de emplear bombas atómicas de Putin persigue "presionar" de cara a estas negociaciones. Afirmó que "lo que estamos dispuestos a discutir es la manera sobre cómo detener esta guerra y poner fin a la ocupación de nuestros territorios, pero no a capitular". "No nos rendiremos, no cederemos un solo palmo de terreno", avisó Kuleba, para quien una guerra atómica "sería una gran catástrofe para el mundo, pero es una amenaza que no nos va a amedrentar".

La Fundación del expresidente soviético Mijaíl Gorbachov emitió un comunicado instando al "cese inmediato de las hostilidades y el inicio de negociaciones de paz". En el texto se sostiene que "sólo la negociación y el diálogo basados en el respeto mutuo son la única vía posible para resolver las contradicciones y los problemas más críticos".

Queda por conocer también la respuesta que el Consejo de Seguridad de la ONU dará este lunes al último órdago de Vladímir Putin, además de las declaraciones particulares de la UE, la OTAN o Estados Unidos. El primero en manifestarse sobre el decreto nuclear del presidente ruso fue el primer ministro británico, Boris Johnson, quien opinó que "es una distracción de lo que está ocurriendo en realidad en Ucrania. Se están defendiendo con más efectividad y resistencia de lo que igual se imaginaba el Kremlin".

Zelenski anunció este domingo también que su país se ha dirigido al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya para que tome medidas contra Rusia por desatar el actual ataque masivo. "Tiene que rendir cuentas por manipular la noción de genocidio con la que ha justificado su agresión", manifestó el líder ucraniano a través de Twitter. Agregó que espera "una decisión urgente que inste a Moscú a cesar su actividad militar. Esperamos que las audiencias (del tribunal) empiecen la semana que viene".

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En el frente de batalla, los combates más encarnizados discurrieron ayer en la ciudad de Járkov, la segunda más importante del país, después de Kiev. Parecía que era cuestión de horas que esta localidad del este de Ucrania cayera en manos de las tropas rusas. Sin embargo, su gobernador, Oleg Sinegúbov, aseguró por la tarde en las redes sociales que "Járkov está totalmente bajo nuestro control (.) estamos eliminando al enemigo".

Kiev, mientras tanto, sigue registrando combates esporádicos y bombardeos en su periferia, pero resiste por ahora el envite de las unidades rusas. Una de esas explosiones en las afueras de la capital ucraniana alcanzó en la localidad de Vasilkov, 40 kilómetros más al sur, un depósito de carburante, causando un gigantesco incendio y mucha contaminación ambiental.

La implicación de la UE

Por su parte, la Unión Europea (UE) acordó este domingo, por primer vez en su historia, organizar y financiar, con 500 millones de euros, el aprovisionamiento de armas en una guerra en un país tercero.

"Hemos decidido utilizar nuestras capacidades para dar armas, armas letales, asistencia letal al Ejército ucraniano, por valor de 450 millones de paquete de apoyo, y 50 millones más para suministros no letales, como combustible y equipos de protección", anunció el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, en una rueda de prensa al término de una videconferencia de ministros comunitarios del ramo.

Éstos llegaron a un acuerdo político a fin de utilizar la Facilidad Europea para la Paz (FEP) para financiar equipos militares en su mayoría letales, pero también no letales y material médico, en apoyo de Ucrania.

Ese fondo, que empezó a funcionar en 2021 y que en siete años contará con 5.000 millones de euros, está al margen del presupuesto comunitario y se nutre de aportaciones de los Estados miembros.

Los ministros también acordaron también sancionar a otra veintena de oligarcas, políticos y altos directivos de empresas que apoyan el régimen del presidente ruso, Vladímir Putin, así como cerrar el espacio aéreo de la UE a los vuelos rusos.

Igualmente, acordaron excluir a varios bancos rusos del sistema de pagos interbancarios Swift, así como formalizar la paralización de las transacciones con el Banco Central de Rusia y vetar las transmisiones de medios prorrusos como Russia Today o Sputnik, acusados de difundir desinformación y mensajes “tóxicos”.

Las medidas se irán adoptando legalmente en las próximas horas.

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