Antonio Costa obtiene el refrendo de los portugueses al conseguir una cómoda victoria en las elecciones

El líder socialista se acerca a la mayoría absoluta en unos comicios que enfrían las expectativas de la derecha y castigan a los antiguos socios del Gobierno de coalición.

Antonio Costa habla con los medios de comunicación durante la noche electoral en Portugal.
Antonio Costa habla con los medios de comunicación durante la noche electoral en Portugal.
PEDRO NUNES/EFE

Antònio Costa ganó y Rui Rio se vio obligado a dejar en el frigorífico la botella de champán que había guardado para celebrar su triunfo electoral. Las elecciones legislativas de Portugal otorgaron este domingo un amplio refrendo al primer ministro socialista, que superó el desgaste natural de más de seis años de gobierno y la aparente mayor presencialidad de las posturas de derecha -mucho menor al final de lo que predecían las encuestas- gracias en buena medida al éxito de la gestión de la pandemia y a una situación económica en el país mejor de lo que cabía esperar.

Con apenas un puñado de votos que todavía aguardaban en sus sobres, el 'doctor' reunía un 42% de las papeletas mientras su principal oponente, Rui Rio, del conservador Partido Social Demócrata, rondaba el 30%. Una distancia que ninguna encuesta preelectoral había calculado. Una diferencia que elimina la sombra de un temido empate técnico que hubiera dejado todo tan empantanado como hace un par de días.

Los porcentajes concedían este domingo por la noche al Partido Socialista el margen suficiente para soñar con los 116 escaños que dan la llave de la mayoría absoluta en un Parlamento de 230 asientos. En ese caso, Costa podrá desarrollar hasta 2026 un programa de gobierno sin ataduras. Si no llega, tampoco sufrirá lo que ya ha padecido en la pasada legislatura. Es un hombre de buenas maneras que conoce la experiencia de hacer política sobre el filo.

La piedad también es escasa en política. Dentro de la amalgama subsiguiente de formaciones, los portugueses castigaron a los antiguos socios del Gobierno de coalición, el Bloco de Esquerda (BE) y el Partido Comunista Portugués (PCP). No parecen perdonarles las disensiones que caracterizaron la confección de los últimos Presupuestos y acabaron con la alianza, hasta el punto de hacer naufragar las cuentas y obligar a convocar comicios. El Bloco deja de ser la tercera fuerza. Pierde prácticamente la mitad de sus votantes. La urna fue ayer para ellos un abismo. Los comunistas, a punto de cumplir 101 años sobre sus antiguas consignas de «movilización y lucha», han mantenido a su núcleo fiel, pero pierden un buen número de papeletas. A Jerónimo de Sousa, de 74 años, y el resto de la dirección del partido les corresponde ahora decidir si el centenario se termina abrigando reivindicaciones más afines a las jóvenes generaciones de electores.

Cuando el conservador Rui Rio confesó a media mañana que tenía una botella de champán puesta a enfriar, «pero estoy seguro de que los demás partidos tendrán también la suya propia», no pensó que los ánimos de los socialdemócratas acabaran al final de la jornada electoral también en la nevera. Los números no dan evidentemente para repetir una 'geringonça' a la izquierda, pero tampoco de construirla con la derecha dada la bolsa de votos que separa al PSD del Partido Socialista. El presidente luso, Rebelo de Sousa, ya había mostrado su interés en una gran coalición entre las dos principales fuerzas del país en caso de que las urnas hubieran arrojado un empate técnico.

Los próximos días serán complicados para los conservadores. Aunque suben cinco puntos respecto a las elecciones de 2019, el resultado queda lejos de lo esperado y puede marcar el camino de salida al candidato, que ya anunció que dejaría el liderazgo -revalidado en un congreso en diciembre- si era derrotado. Rui Rio dijo este domingo por la noche que se someterá al dictamen de los afiliados, pero sin citar una fecha concreta.

Antònio Costa afronta desde este lunes una legislatura que le convierte en el primer ministro con más años en el cargo desde la Revolución de los Claveles. Una certeza que, solo hace unos días, rechazaba con contundencia Andre Ventura, el singular cabeza de cartel de Chaga, formación de ultraderecha que se queda por debajo de los votos que esperaba, pero se convierte en la tercera fuerza de Portugal. También crece la ultraliberal Iniciativa Liberal, lo que augura un Parlamento muy polarizado.

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