MÉXICO LINDO Y QUERIDO (5)

La magia del Real de Catorce

Hay un pueblo que me encanta en el estado de San Luis Potosí, cuyo nombre completo mide más de una línea de ordenador: Real de Minas de Nuestra Señora de la Limpia Concepción de Guadalupe de los Álamos de Catorce, reconvertido en enclave turístico.

Turistas a caballo pasan por un antiguo hotel
Turistas a caballo pasan por un antiguo hotel
Gervasio Sánchez

Aunque me atrae mucho el norte de México no lo conozco tan bien como el sur o el área del Caribe. En 1991 pasé 10 días haciendo un gran reportaje sobre la inmigración en Tijuana, una ciudad violenta y peligrosa.

Los inmigrantes mexicanos y centroamericanos convivían con los jóvenes estadounidenses de San Diego o Los Angeles que venían a beber alcohol porque es legal a los 18 años. Había mañanas que se cruzaban los inmigrantes camino de las alambradas para saltarlas, escondiéndose de la policía fronteriza, con los niñatos estadounidenses borrachos que volvían dando tumbos y a pie a su país después de haberse divertido toda la noche.

Hay un pueblo que me encanta en el estado de San Luis Potosí, que tuvo su época dorada entre el siglo XVIII y principios del XX, que luego se convirtió en un lugar apenas habitado y fantasma durante tres cuartos de siglo, finalmente recuperado y reconvertido en un enclave turístico.

Su nombre completo mide más de una línea de ordenador: Real de Minas de Nuestra Señora de la Limpia Concepción de Guadalupe de los Álamos de Catorce, aunque es más conocido como Real de Catorce.

En el año 1778 fueron descubiertos yacimientos de plata, lo que atrajo a aventureros y mineros de todo el país y el lugar pasó de ser una aldea minera habitada por un puñado de hombres a convertirse en una ciudad de 40.000 habitantes en una zona muy dura para vivir sin agua, caminos carrozables o dificultades para abastecerse.

Mina Purísima conocido como pueblo fantasma en los alrededores de Real de Catorce
Mina Purísima conocido como pueblo fantasma en los alrededores de Real de Catorce
Gervasio Sánchez

En plena fiebre de la plata el lugar carecía de una autoridad competente, por lo que funcionó durante años bajo la ley del más fuerte. Hasta que un guatemalteco de ascendencia española llamado Silvestre López Portillo impuso el orden y en 1803 Real de Catorce ocupaba ya el segundo lugar por la cantidad de plata que producía. Durante todo el siglo XIX, la mina fue muy productiva hasta que al excavar un manto acuífero se inundó y se tuvo que cerrar.

El cierre de otras minas más pequeñas provocó la huida definitiva de los mineros y Real de Catorce se convirtió en un pueblo fantasma hasta que los hippies a principios de los setenta llegaron atraídos por el peyote, ilegal en México pero muy fácil de encontrar en la zona.

Cerca también se encuentra el Cerro del Quemado, un lugar ceremonial y sagrado para los indios huicholes, uno de los pocos pueblos que jamás fueron sometidos por los aztecas y muy celosos de su independencia.

Inmigrantes latinoamericanos esperando saltar la alambrada entre Estados Unidos y México en Tijuana imagen de junio de 1991
Inmigrantes latinoamericanos esperando saltar la alambrada entre Estados Unidos y México en Tijuana imagen de junio de 1991
Gervasio Sánchez

Cada año los huicholes vienen desde muy lejos hasta la sierra desértica que rodea Real de Catorce en busca de su planta sagrada que denominan Hikuri, el cactus del peyote. La droga tomada en pequeñas cantidades ayuda a combatir el hambre y el cansancio. Pero los chamanes la utilizan como alucinógeno para saber cuál es la mejor época para sembrar o cazar. Desde la cima del Quemado se puede ver vistas espectaculares y visitar un templo dedicado al sol.

La única manera de entrar en la aldea es a través del Túnel de Ogarrio construido entre 1897 y 1901 de 2,3 kilómetros de longitud. Se ha convertido en un destino turístico que se distingue por sus calles empedradas y empinadas y ha sido nombrado como uno de los 132 Pueblos Mágicos de México por “sus atributos simbólicos, leyendas, historia, hechos trascendentes, cotidianidad y magia que emana de cada una de sus manifestaciones socio-culturales”.

El lugar llegó a tener en su época de esplendor su Plaza de Toros y el conocido como Palenque de Gallos que recuerda un anfiteatro romano y es donde se disputaban las peleas de gallos. Hoy se utiliza para obras de teatro y danza.

Real de Catorce encajado entre colinas desérticas
Real de Catorce encajado entre colinas desérticas
Gervasio Sánchez

La mina de Purísima es uno de los lugares más singulares de los alrededores de la localidad. Los mineros construyeron sus casas muy cerca de lo que era su centro de trabajo. Actualmente se le llama pueblo fantasma y se puede visitar tras una caminata de una hora o a lomo de un caballo. En las ruinas hay dos impresionantes pozos abiertos de unos cincuenta metros de profundidad.

La Fiesta de San Francisco entre el 25 de setiembre y el 12 de octubre acoge a 150.000 peregrinos cada año que vienen a rendir culto a “Panchito” o el “Santo Charrito”, que es como se conocen popularmente a San Francisco de Asís, el amigo de los animales, santo sobre el que hay una gran devoción en México.

Real de Catorce es un pueblo único encajado entre colinas en un lugar perdido en medio de un gran desierto al que llegan turistas a pasar un fin de semana de tranquilidad y respiro desde Monterrey, el municipio con más feminicidios en 2019 y más de 2.500 homicidios en los dos últimos años y medio

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