Israel recuerda a las 45 víctimas mortales de la avalancha humana

Aumenta la exigencia para investigar por qué se permitió a miles de personas agolparse en una ceremonia religiosa en el Monte Merón.

Un judío ultraortodoxo pasa delante de una bandera a media asta en Jerusalén
Un judío ultraortodoxo pasa delante de una bandera a media asta en Jerusalén
ABIR SULTAN/EFE

Israel vivió este domingo una jornada de luto nacional por los 45 judíos ultraortodoxos muertos en la avalancha humana del Monte Merón. Las banderas ondearon a media asta, tanto en la sede del Parlamento como en la residencia del presidente israelí, se celebraron ceremonias en las bases militares, en los colegios se dedicó la primera hora a hablar de la tragedia y en las calles y medios de comunicación crecieron las preguntas sobre la responsabilidad de la mayor tragedia civil de la historia del Estado judío.

Tras la pausa del sábado, día santo para los judíos, se retomó la identificación de cuerpos y los funerales de las víctimas. Veintiún personas permanecen ingresadas y algunas de ellas están en estado crítico, según los medios locales.

El ministro de Cultura, Hili Tropper, declaró a la radio pública Kan que «es necesaria una investigación exhaustiva» y aclaró que «este terrible desastre debe ayudar a la gente a entender que no puede haber espacios en el país en los que no sea el Gobierno quien ponga las normas». Este fue un mensaje directo a las distintas sectas ultraortodoxas que tienen el control del Monte Merón. Aquí se encuentra la tumba del rabino Shimon Bar Yojai, talmudista del siglo II al que se atribuye la redacción del Zohar, una obra central de la mística judía, y allí, pese a estar en tiempos de pandemia, se juntaron más de 100.000 personas.

Algunos testigos acusaron a la Policía de permitir que las personas ingresaran en un área acordonada a pesar de que ya estaba muy concurrida y de no abrir las salidas a ambos lados lo suficientemente rápido después de que la gente comenzara a entrar en pánico. Según las primeras investigaciones, la avalancha comenzó cuando un grupo de peregrinos resbaló en unas escaleras de un pasillo de apenas tres metros de ancho y no tardó en formarse una montonera mortal, un tapón en el que las víctimas, entre ellas varios niños, fallecieron por asfixia y aplastamiento.

Desde el Ministerio de Justicia indicaron que los investigadores analizarán si hubo alguna mala conducta policial y el ministro de Seguridad Pública, Amir Ohana, escribió en su cuenta de Facebook que comparecerá ante la prensa después de que todas las víctimas sean identificadas y enterradas. «Soy el responsable, pero eso no significa que sea el culpable», apuntó Ohana.

Los frentes de Netanyahu

Todas las miradas apuntan a las distintas sectas que gestionan el monte sagrado. Shlomo Levy, ex responsable del consejo regional de Merón HaGalil, donde se encuentra el monte, confesó al digital Ynet que «es imposible mover una piedra allí sin toparse con uno de los grupos jasídicos, y si intentas hacer algo fuera de su control, media hora después recibes una llamada telefónica de Jerusalén». Estos grupos se encuentran dentro del paraguas de los partidos ultraortodoxos, que son piezas claves en los gobiernos de Benjamin Netanyahu.

El primer ministro viajó el vienes al lugar de la tragedia y prometió aclarar lo sucedido. El problema es que Netanyahu tiene muchos frentes abiertos, el más inminente es el de su imposibilidad de formar Gobierno. A las 23.59 de este lunes concluye el plazo del mandato que le otorgó el presidente israelí, Reuven Rivlin, y ha sido incapaz de llegar a los acuerdos necesarios para superar los 61 escaños en la Cámara.

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