La India, el país de las cenizas

Un día más, el estado supera los 350.000 contagios y se hunde en una crisis "más que desgarradora" donde se plantea centrar la ayuda en los jóvenes.

Un hombre pasa entre varias piras funerarias donde se crema a los muertos por covid.
Un hombre pasa entre varias piras funerarias donde se crema a los muertos por covid.
ADNAN ABIDI/Reuters

Cuando la chimenea de un crematorio se derrite por la incesante quema de cadáveres, como la BBC informa que ocurrió recientemente en la ciudad portuaria de Surat, de 4,5 millones de habitantes, el infierno ha llegado. India es ahora mismo el averno vírico, un país de cenizas que vive un estado de permanente devastación como consecuencia de una oleada de coronavirus sin precedentes en todo el planeta. Bastan los números: el Ministerio de Sanidad informó este lunes de 352.991 nuevos contagios y 2.812 defunciones en 24 horas, estadística con la que ya se superan los 17,3 millones de infectados desde el inicio de la pandemia y casi 200.000 muertos, a los que se llegará el martes o el miércoles.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que la situación es "más que desgarradora". En especial, porque no hay un futuro a la vista. Los enfermos fallecen en las puertas de los hospitales, particularmente en la región de Maharashtra y en Nueva Delhi, donde el confinamiento no ha detenido la curva ascendente y una de cada tres personas que se somete a la PCR da resultado positivo. La epidemia avanza tan rápido que, a semejanza de los tornados, ha creado una espiral. El Gobierno muestra inquietud por la aparición de contagios entre ciudadanos vacunados, lo que alienta dos teorías: la transmisión se produjo antes de que el antiviral prendiera o bien la denominada doble mutante -la cepa local que está contribuyendo decisivamente a estos estragos- es capaz de salvar las barreras del suero.

Cientos de miles de enfermos esperan días enteros a ser atendidos en la calle. La contención frente al virus es cada vez un papel más fino y, como consecuencia, el personal sanitario se ha visto diezmado. El Ejército ha llamado a los médicos en la reserva y cedido a los hospitales las reservas militares de oxígeno. Porque apenas queda debido a la alta demanda -incluso hay problemas para encontrar bombonas rellenables-, una fallida gestión gubernamental, el potente mercado negro y un miedo profundo que ha llevado a los habitantes que tenían dinero para hacerlo a aprovisionarse de este gas en sus casas, al igual que de medicamentos necesarios en las UCI.

Un sanitario indio pasa entre cadáveres de fallecidos por covid.
Un sanitario indio pasa entre cadáveres de fallecidos por covid.
ADNAN ABIDI/Reuters

La Unión Europea y la OMS han enviado un primer lote de concentradores de oxígeno y varios países -entre ellos, el vecino Pakistán, Alemania o Estados Unidos- se han movilizado para llevar fármacos y bombonas. La Fundación Vicente Ferrer lanzó ayer una campaña de emergencia en España para conseguir el preciado gas. Y el Gobierno de México ha decidido ceder a India parte de sus vacunas. Pero todo es poco. Tanto, que en las regiones colapsadas hay centros que se plantean el temido triaje a vida o muerte y centrar los escasos recursos existentes en los jóvenes, el grupo de edad con más posibilidades de sobrevivir, aunque ahora mismo haya un predominio de casos graves en pacientes de 30 a 50 años.

Para los países vecinos y la propia OMS, India camina hacia su transformación en un vórtice, un lugar que podría devorarse a sí mismo y a sus 1.300 millones de habitantes y expandir los efectos de la covid-19 a su entorno como una centrifugadora. Y de Asia, a otras naciones, donde crece el temor a la doble mutante por el mazazo que pueda asestar a las campañas de vacunación. El propio Gobierno de Pakistan no descartó ayer que pueda verse sumido en una situación "similar a la de India" tras haber superado los 800.000 contagios y sumar 5.000 en veinticuatro horas. Alemania, Canadá, Kuwáit, Emiratos Árabes Unidos, Omán, Arabia Saudí, Singapur, Hong Kong, Nueva Zelanda, Maldivas y Bangladés ya han suspendido el tráfico aéreo con India, mientras Italia impone una cuarentena a todo aquel que vuele desde allí. España estudia también ordenar restricciones.

"La OMS hace todo lo que puede, suministrando material y equipamiento esencial", afirmó ayer Tedros Adhanom Ghebreyesus, en una rueda de prensa donde advirtió que la pandemia también crece en otros países.

Una sorpresa

La hecatombe india sigue sorprendiendo a muchos. En enero, tres meses antes de que la nación se convirtiera en un enorme crematorio, el Gobierno de Modi declaró que había vencido a la pandemia basándose en unas cifras de infección muy bajas comparadas con lo vasto de la nación. En febrero, eran 9.000 casos diarios. Hoy, se multiplican 39 veces. Las claves están en las mutaciones -además de la doble, en India se hallan activas todas las variantes conocidas-, una mala gestión, la relajación de las medidas de precaución y la imprevisión en fármacos y vacunas en el Estado que más antivirales produce en todo el mundo.

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