Los reveses de Isabel II, el inquebrantable sostén de una familia presa de infortunios

La muerte de su madre, el accidente de Lady Di o la fulminante renuncia de Enrique y su mujer, Meghan Markle, a sus funciones reales, han marcado su reinado.

Muere a los 99 años el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, marido de Isabel II
Isabel II junto al duque de Edimburgo, fallecido este viernes
ANDY RAIN

En sus casi siete décadas al frente de la monarquía británica, Isabel II ha sabido exhibir una firmeza sin límites para sobreponerse a las vicisitudes que han oscurecido su reinado. La muerte de su marido, el duque de Edimburgo, será sin duda otra dura prueba para quien, a sus 94 años, es el inquebrantable sostén de una familia desbordada por tragedias y escándalos que han sacudido al palacio de Buckingham.

Uno de los golpes más severos que ha tenido que encajar la veterana reina se produjo en 2002, cuando el 9 de febrero, en plenos preparativos para celebrar su medio siglo de la llegada al trono, recibió la noticia de que había fallecido a los 71 años su única hermana, la princesa Margarita, víctima de una apoplejía. Un mes después, el 30 marzo, encajó otro mazazo al morir su progenitora, la Reina Madre de Inglaterra, a los 101 años. Isabel II decía adiós rota, pero con una entereza elogiable, a quien había sido su auténtico puntal.

Una década antes, en 1992, la monarca ya había vivido otro 'annus horribilis' al irse a pique los matrimonios de tres de sus cuatro hijos: la princesa Ana y Mark Phillips, el príncipe Andrés y Sarah Ferguson y su primogénito Carlos y la princesa Diana. Fue esta última la separación la más dura de todas por la implicaciones mediáticas que tuvo la ruptura con la 'Princesa del Pueblo', muy querida por los británicos y madre de sus nietos Guillermo y Enrique.

El fatídico accidente de automóvil que el 31 de agosto de 1997 acabó con la vida de Lady Di sembró el luto en Buckingham y colocó a la reina ante una crisis mayúscula, al ser muy criticada por su falta de compasión. Sin embargo, supo salir airosa con un excepcional discurso al país. No ocurrió lo mismo cuando en 2019 una nueva bomba mediática zarandeó a la monarquía al ser acusado de abuso sexual el príncipe Andrés a raíz de su amistad con el financiero estadounidense Jeffrey Epstein, que se suicidó en prisión ese año.

La última de las embestidas, que aún retumba en palacio, llegó en enero de 2020, cuando la reina, pese a intentar evitarlo, tuvo que afrontar la fulminante renuncia de Enrique y su mujer, Meghan Markle, a sus funciones reales. El escándalo cobró el pasado marzo una dimensión mayor con una dura entrevista en la que la pareja asestó una puñalada a la monarquía al denunciar desprecios y actitudes racistas que llevaron a Markle a pensar en suicidarse.

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