La OMS refrenda endurecer las restricciones en una Europa cada vez más infectada

Ve "inaceptable" la lentitud de la vacunación en el continente, que ya supera a Asia y Latinoamérica en contagios diarios.

People wait in line to receive AstraZeneca's COVID-19 vaccine at a vaccination centre, in Madrid
People wait in line to receive AstraZeneca's COVID-19 vaccine at a vaccination centre, in Madrid
SUSANA VERA

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha refrendado esta semana el endurecimiento de las restricciones en Europa para revertir el avance del temido coronavirus. Las infecciones de los últimos días aconsejan, según sus expertos, limitar la movilidad al máximo, reducir los contactos sociales e interrumpir las actividades con mayor riesgo de contagio. Y, sobre todo, acelerar la vacunación frente a la covid-19.

Los casos diarios ya han aumentado por encima de Asia y Latinoamérica, las otras dos áreas más castigadas del mundo, lo que significa que el epicentro de la pandemia se está trasladando a Europa, según certifica la institución médica internacional. En algunos países se empieza a temer por la viabilidad del verano si no hay un cambio rápido y el virus deja de multiplicarse.

«La situación actual es la más preocupante desde hace varios meses», subrayó la OMS sobre esta zona geográfica. «Las vacunas son la mejor vía para superar la pandemia. No solamente funcionan, también son muy eficaces para que las infecciones sean limitadas. Sin embargo, su despliegue es de una lentitud inaceptable», denunció el director de la división europea, Hans Kluge, cuya oficina zanjó así de paso la polémica sobre las restricciones de la Semana Santa.

En el continente -donde una veintena larga de países aplican toques de queda aunque otros han relajado las medidas- confluyen al menos cuatro razones que lo convierten en un excelente cóctel vírico. La presencia plenamente consolidada de las nuevas mutaciones, la mayor transmisibilidad del virus, la movilidad y la dilación en las campañas de inmunización, como dejó claro Kluge. La UE, por ejemplo, ha incumplido todos los plazos de vacunación entre los mayores y el personal sanitario. Únicamente un 5,7% de la población europea ha recibido la doble dosis hasta ahora, frente a ratios espectaculares como el de Estados Unidos, donde uno de cada dos ciudadanos ha pasado por la sala de vacunación.

Para completar el mapa de situación, es necesario remontarse a los datos de contagio ofrecidos por la Universidad John Hopkins el miércoles, ya que ayer, festivo en buena parte del territorio, pudo darse un ritmo menor de pruebas PCR o de contabilidad sanitaria. Europa registró en esas veinticuatro horas un total de 217.560 casos, mientras en Asia se informaron de 160.640 y en la región Latinoamérica-Caribe hubo 127.904 nuevos enfermos. La correlación de contagios sitúa sin duda al primer territorio en el epicentro de la nueva oleada. Lo corrobora que la semana pasada los hospitales europeos identificaron 1,6 millones de contagios cuando a principios de marzo su número estaba por debajo del millón.

Todo hace ver que la gran casa europea está cada vez más infectada. La OMS respaldó ayer de facto a las autoridades francesas en su decisión de confinar a sus 67 millones de habitantes y cerrar los colegios e institutos. Francia regresa a las clases a distancia y se ha convertido en un presagio para el resto de la Unión Europea y un aviso sobre una hipotética pero posible nueva hoja de ruta.

Hay otros casos. Italia, con 501 contagios por 100.000 habitantes (255 menos que la vecina gala), ha decidido igualmente prolongar las restricciones varias semanas más, mientras Austria ha decretado el cierre de la región de Viena hasta el final de la Pascua. Luego están Suecia, Finlandia -que ha impuesto la mascarilla obligatoria y otras medidas por primera vez en toda la pandemia-, Hungría -con una gran tasa de letalidad- o Polonia. En esta última, con 35.000 nuevos casos en solo una jornada, su ministro de Sanidad, Adam Niezieslki, anunció que habrá un fuerte «pico de hospitalizaciones» en un máximo de diez días. Mientras, en Alemania, la canciller Angela Merkel ha vuelto a insistir en la necesidad de limitar los movimientos y contactos sociales.

Socios en desacuerdo

«Debemos acelerar el proceso reforzando la producción» de vacunas y «utilizando todas las dosis» almacenadas, exigió Kluge este jueves en su mensaje a los líderes europeos. Pero el asunto no parece sencillo: esta semana ha quedado patente el desacuerdo entre los Estados comunitarios para repartirse los diez millones de dosis de la farmacéutica Pfizer recién recibidas, todavía en el aire.

Asimismo, el secretario de Estado francés para Europa, Clement Beaune, echó un jarro de agua fría a las aspiraciones de varios gobernantes -entre ellos Merkel y el propio Macron- al predecir que la Agencia Europea del Medicamento no autorizará el suero ruso Sputnik V «antes de finales de junio». Sin embargo, Hungría, Eslovaquia y Republica Checa se han saltado al regulador y adquirido lotes de este antiviral haciendo caso omiso de la UE. Austria lo hará la próxima semana.

Casi un millón de muertos

El área europea, que incluye a Rusia y una pequeña parte de Asia central, llegará a mediados de abril al millón de muertes a causa de la pandemia. A día de hoy, ronda los 965.000 decesos tras una semana en la que el avance de la covid-19 se ha cobrado 24.000 vidas.

Por detrás, le siguen en letalidad Asia, América Latina, Estados Unidos y Canadá. La diferencia con Latinoamérica sería más abultada si no fuera por la espeluznante situación de Brasil, con 66.000 muertes en marzo y casi 4.000 diarias este mes.

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