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El viaje envenenado de Borrell a Rusia expulsión de diplomáticos y menciones al independentismo catalán

El Alto Representante completará su visita sin verse con Navalni, algo que ha levantado importantes críticas en Europa.

Josep Borrell, este viernes en Moscú.
A primera hora de la mañana Borrell se ha visto con líderes de la sociedad civil rusa aunque sin rastro de Navalni.
Efe

Josep Borrell recordará su visita a Moscú. El primer viaje oficial a Rusia de un Alto Representante de la UE desde 2017 se ha convertido este viernes en una sucesión de encontronazos con las autoridades rusas que han culminado con la expulsión por parte del Kremlin de tres diplomáticos europeos que participaron en manifestaciones a favor de Alexei Navalni, el opositor ruso encarcelado pocos días antes del viaje.

Borrell, que defendió durante toda la semana que el viaje serviría para transmitir de primera mano la preocupación europea por la deriva represiva en Rusia, ante la oposición de los países del Este y los bálticos, ha visto como el Kremlin ha hecho pagar con sucesivos desplantes su insistente petición de liberar a Navalni.

En una tensa rueda de prensa con el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, el Alto Representante primero ha sido preguntado por periodistas rusos por la relación con Cuba, un tema sin relación con la visita para mayor gloria del ministro ruso, que ha hecho un alegato contra el embargo estadounidense. "Esto es como Palmeras en la Nieve", ha ironizado entonces el político español sobre la conveniencia de la pregunta.

Luego Borrell ha visto como su petición directa a Moscú para que Navalni y los miles de manifestantes detenidos durante las protestas prodemocráticas sean liberados, era rápidamente desviada por Lavrov, que se ha dedicado a sacar los colores a la UE por sus casos de violencia policial, llegando a hacer un paralelismo con el encarcelamiento de los líderes independentistas catalanes en España.

"Están en prisión por organizar un referéndum, una decisión que la justicia española no ha revocado pese a que tribunales de Alemania y Bélgica hayan fallado en contra. Ante esto, España ha defendido su sistema judicial y ha pedido que no se dude de sus decisiones. Eso es lo que queremos de Occidente en términos de reciprocidad", ha argumentado Lavrov.

Aunque el Alto Representante ha evitado contestar a la comparación con los presos catalanes, sí ha insistido en que un caso de brutalidad policial en un país democrático puede dirimirse en los tribunales. "Esa es la ventaja de tener un sistema de Estado de derecho potente", ha zanjado.

Sobre la petición europea de una investigación independiente del ataque contra Navalni, el ministro ruso ha replicado poniendo en juicio el criterio de Europa y cargando contra la "arrogancia" de los científicos alemanes, que junto a franceses y suecos constataron el envenenamiento. A su juicio, también la prensa ha contribuido a esto aplicando "dobles estándares" en su cobertura del caso del opositor.

Entre medias, Borrell ha elogiado el "éxito" logrado por Rusia con el desarrollo de su vacuna, Sputnik V, llegando a decir que se trata de "una buena noticia para toda la humanidad". Además, ha mostrado su confianza en que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) pueda certificar su eficacia para su uso en la UE.

A primera hora de la mañana Borrell se ha visto con líderes de la sociedad civil rusa aunque sin rastro de Navalni, y no parece que lo vaya a ver en toda la visita. La diplomacia comunitaria ha argumentado que verse con él en la cárcel normalizaría una situación "inaceptable".

La decisión de no ir a la cárcel se tomó la jornada del martes, cuando, a horas de que el político español aterrizara en Moscú, el opositor fue condenado a cumplir condena por un antiguo caso de fraude reactivado mientras Navalni se encontraba convaleciente en Alemania del envenenamiento que sufrió en verano.

Triple expulsión

La visita, considerada de alto voltaje y objeto de gran debate en Bruselas en el seno de la UE, se ha visto sacudido con una triple expulsión, que el Alto Representante habría conocido en plena reunión con Lavrov. En concreto, Moscú ha decidido echar del país a diplomáticos de Alemania, Polonia y Suecia como represalia por su supuesta participación en las manifestaciones de apoyo a Navalni, ilegales a ojos de las autoridades.

"Los diplomáticos que participaron en los actos ilegales fueron declarados personas no gratas, de acuerdo con la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas del 18 de abril de 1961", ha manifestado el Ministerio de Exteriores en un comunicado recogido por la agencia oficial de noticias rusa Sputnik. Estas acciones, ha añadido, son "inadmisibles".

La expulsión de los tres diplomáticos ha sido respondida con dureza desde los países aludidos. La canciller alemana, Angela Merkel, ha considerado que se trata de una medida "injustificada", ejemplo del "alejamiento del Estado de Derecho" en que estaría incurriendo Rusia, y su Gobierno ha convocado al embajador ruso en señal de protesta.

El Ministerio de Exteriores de Suecia también ha catalogado de "absolutamente injustificada" la expulsión, entre otras razones porque niega "categóricamente" la supuesta participación de alguno de sus diplomáticos en una protesta a favor de Navalni. Estocolmo "se reserva el derecho de tomar las medidas apropiadas", según una declaración remitida a Europa Press.

El Gobierno de Polonia, por su parte, ha convocado al embajador para informarle de que el diplomático polaco expulsado solo estaba realizando "tareas oficiales", al tiempo que no descarta otras medidas si Moscú no revoca "la decisión errónea". En este sentido, teme un empeoramiento de la "crisis en las relaciones bilaterales".

Desde Lituania, uno de los países más críticos con la situación en Bielorrusia y Rusia, el ministro de Exteriores, Gabrielius Landsbergis, ha criticado que el viaje no ha servido para "ganar nada". "Oportunidades perdidas y reputación hecha añicos, aparte de tres diplomáticos fuera", ha valorado en un mensaje en Twitter.

El viaje del Alto Representante ha coincidido además con una jornada en la subcomisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo centrada en la situación en Rusia, foro en el que la activista rusa Sacha Koulaeva ha criticado que el mensaje que manda el Kremlin con el encarcelamiento de Navalni "viola el sentido humano" y ha explicado que la situación es un indicativo de que Moscú "no hará ningún intento de ocultar la decisión bajo ningún procedimiento legal".

Además, desde la Eurocámara el Partido Popular Europeo (PPE) ha cargado duramente contra el viaje lamentando que Borrell se ha convertido en una "herramienta de la propaganda del Kremlin" y criticando que no está ayudando a la causa de Navalni.

El PPE ha calificado de "bofetada en la cara" para quienes defienden la democracia que el Alto Representante haya realizado una rueda de prensa conjunta con el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, mientras Navalni permanece en prisión.

Otra de las críticas más sonadas ha llegado por boca del exsecretario general de la OTAN Anders Fogh Rasmussen, quien cree que "la geopolítica de la UE puede hacerlo mejor". "Le tengo aprecio a Borrell, pero su visita a Moscú se ha malinterpretado. De pie junto a Lavrov mientras expulsa a tres diplomáticos de la UE, promueve la vacuna Sputnik y promete más palabras vacías sobre Navalni y los Derechos Humanos", ha lamentado.

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