QAnon quiere infiltrarse este miércoles como Guardia Nacional

El Pentágono ha admitido que entre sus hombres hay muchos seguidores de las milicias que traman estos días sumir al país en el caos con un atentado.

Miembros de la Guardia Nacional patrullan por los alrededores del Capitolio, en Washington.
Miembros de la Guardia Nacional patrullan por los alrededores del Capitolio, en Washington.
ANDREW KELLY/Reuters

El jefe ha hablado. La violencia le horroriza. Se siente suficientemente respaldado por el apoyo incondicional de sus seguidores y ahora es hora de llamar a sus perros al orden para que enseñen los dientes más adelante. ¿Tiene Donald Trump ese poder?

El FBI ha interceptado mensajes en los que los seguidores de QAnon discutían cuál es la mejor forma de infiltrarse en el perímetro de seguridad que constituye ahora todo el centro de Washington. Bastaría con ponerse el uniforme militar de faena para atravesar los controles. Así el arma no llamaría la atención. Y para muchos de sus seguidores, sería como volver a filas.

El Pentágono ha admitido que entre sus hombres hay muchos seguidores de las milicias que traman estos días sumir al país en el caos con un atentado. "En algunos casos estos grupos incluso incentivan a quienes reclutan a unirse a nuestras filas", dijo un portavoz, "sabemos que el entrenamiento que se proporciona en las fuerzas armadas es muy valioso".

De todas partes

La consigna entre las fuerzas del orden es poner atención a cualquier militar que parezca fuera de lugar, pero eso supone observarlos a todos. Pensilvania, New Hampshire, Ohio, Nueva York... Han llegado de todas partes del país y no saben ni dónde están. No conocen la ciudad, que no les pregunten dónde queda nada. El chef español José Andrés les ha llevado sandwiches de ternera y fabada desde su restaurante de Jaleo, donde su organización World Central Kitchen aplica los recursos aprendidos en zonas de desastre para alimentar a esta legión de militares fuera de lugar.

Entre ellos puede hallarse el lobo solitario que encienda la mecha de un atentado. El FBI dice intentar discernir qué parte de las conversaciones interceptadas por chat es "aspiracional" o "intencional", pero sabe que aún le falta una importante pieza del puzle: detener al que colocó varias bombas caseras el Día de Reyes. La noticia quedó opacada por el asalto al Capitolio, el peligro no. 

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