Trump vende el Sahara para apuntarse el apoyo de Marruecos a Israel

La ONU se enteró por el tuit con el que presidente norteamericano anuncio la firma del reconocimiento de la polémica soberanía.

Trump recibe aplausos tras firmar una orden ejecutiva en la Casa Blanca, el pasado junio.
Trump recibe aplausos tras firmar una orden ejecutiva en la Casa Blanca, el pasado junio.
LEAH MILLIS/Reuters

En sus últimos días Donald Trump está decidido a poner el mundo del revés, a perdonar anticipadamente a sus colaboradores y a premiar a sus amigos internacionales con aquello que más desean. Este jueves sacrificó el Sahara para apuntarse un tanto en su política con Oriente Medio, al conseguir que Marruecos restablezca relaciones con Israel a cambio de que Estados Unidos reconozca su soberanía sobre el Sahara.

"Hoy he firmado una proclamación reconociendo la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental", anunció sorpresivamente a través de Twitter, su medio de comunicación favorito. "La propuesta autónoma de autonomía para el Sahara es la ÚNICA base para una solución justa y duradera que traiga paz y prosperidad".

El portavoz del secretario general de la ONU, Stéphane Dujarric, admitió que la noticia le había cogido tan por sorpresa como al resto del mundo, porque el Gobierno de Trump no le dio ningún anticipo al organismo que ha auspiciado las conversaciones de paz durante durante medio siglo. "Creo que todavía es posible encontrar una solución", afirmó, "pero tiene que ser de acuerdo con las resoluciones del Consejo de Seguridad 2440 y 2548, por nombrar algunas", que reconocen el derecho a la autodeterminación del Sahara Occidental.

El Consejo de Seguridad de la ONU ha insistido siempre en que la única solución posible para la colonia que España abandonó en 1975 tiene que ser negociada entre todas las partes implicadas territorialmente: el Frente Polisario, Marruecos, Argelia y Mauritania. Pero la realización de un referéndum se ha visto siempre obstaculizada por la imposibilidad de llegar a un acuerdo sobre el censo de votantes, sin que las conversaciones mantenidas en Ginebra bajo el auspicio de la ONU hayan dado frutos.

Por esa razón, el portavoz de la ONU pidió una respuesta "contenida" que no incite a la violencia ni inflame más los ánimos en una región en la que apenas el mes pasado grupos pro independencia rompieron el alto al fuego que duraba tres décadas. El pacto que convierte a Marruecos en el cuarto país árabe en reconocer a Israel se selló al estilo de Trump, durante una llamada de teléfono personal entre el presidente de EE. UU. y Mohamed VI. Con ello el Rey de Marruecos acepta también garantizar vuelos directos a Israel y permitir la entrada en el país a todos los israelíes.

Marruecos tiene una importante colonia judía que se ha visto afectada por la falta de relaciones diplomáticas entre ambos países. Cerca de un millón de judíos marroquíes viven en Israel y visitan ocasionalmente el reino, donde en los últimos años Mohamed VI ha dado instrucciones de restaurar y preservar la herencia judía.

El pacto anunciado este jueves ha sido trabajado por Jared Kushner, que también selló pasos similares con Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Sudán, todos ellos separados geográficamente de Israel, y siempre con el apoyo tácito de Arabia Saudí, con cuyo príncipe heredero Monhamed bin Salman mantiene gran amistad el yerno del presidente. Sin embargo, la idea habría partido del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, que según la prensa de su país cabildea desde febrero para que las partes la adopten. De hecho, Marruecos e Israel ya compartían inteligencia, porque según Amnistía Internacional el reino alauí utiliza software israelí para espiar a activistas y periodistas dentro de su territorio.

"Una traición"

En su declaración, el rey marroquí ha asegurado que este trato no compromete su "determinación para seguir trabajando en la búsqueda de una paz justa para Oriente Próximo", pero Hamás lo ha considerado "una traición a Palestina y a Jerusalén".

Netanyahu tiene buenas relaciones con el próximo presidente electo de EE. UU., Joe Biden, pero se asegura antes de exprimir las estridencias de Trump en sus últimos días para aislar aún más a Irán, que acaba el mandato de Trump con diez veces más uranio del que tenía en 2016. Se espera que Biden intente retomar el tratado antinuclear que él mismo ayudó a negociar junto a John Kerry, entonces secretario de Estado y ahora parte su Gobierno como zar para el cambio climático.

Será uno más de los frentes abiertos con los que se encontrará el Gobierno de Biden, que podría encontrar el mundo mucho peor para cuando jure el cargo el próximo 20 de enero. Mientras, Netanyahu se prepara construyendo un frente contra Irán que merme su influencia exterior. En las próximas semanas Trump todavía podría anotar Catar a su ristra de países árabes que normalizan las relaciones con Israel. Si bien Arabia Saudí hubiera sido el premio gordo, la casa de Saúd no parece estar lista para ese paso.

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