De la perrera a la Casa Blanca

Major, el joven pastor alemán de Joe Biden, puede ser el primer animal adoptado en un refugio que pasee por las alfombras del despacho oval.

Biden posando con su perro en el refugio donde lo adoptó
Biden posando con su perro en el refugio donde lo adoptó
delawarehumane.org

Responde al nombre de Major, es un joven, esbelto y cariñoso pastor alemán cuya triste y aperreada vida cambió cuando Joe Biden lo rescató del refugio canino de la protectora de animales de Delaware en 2018. Si Biden asume el cargo de presidente de EE UU el próximo 20 de enero, como parece que ocurrirá, Major será el primer can rescatado de una perrera que viva en la Casa Blanca y pueda sestear en las mullidas alfombras del Despacho Oval.

Más de 300 animales, entre perros, gatos, cabras, vacas, pájaros han sido inquilinos de Casa Blanca acompañando a los primeros mandatarios. Algunos tan mediáticos como Socks (calcetines), el gato de los Clinton. Pero Major no podrá gozar, con todo, del honor de ser la primera mascota presidencial rescatada. Este 'título' es de Yuki, un perro callejero adoptado por Lyndon B. Johnson en 1966.

Major no es el único perro del matrimonio formado por Joe y Jill Biden, que tienen otro pastor alemán, Champ, adquirido a un criador en 2008. Cuando era un cachorro, Major llegó al refugio junto con sus cinco hermanos, después de que la camada estuviera expuesta a toxinas. La madre y los cachorros recibieron una atención veterinaria de emergencia que les salvó la vida. Ashley Biden, hija del político, envió a su padre una alerta desde el refugio diciendo que se buscaban hogares para los perros y todos fueron adoptados.

La familia Biden ha exhibido con orgullo en las últimas semanas a Major en las redes. Aparece en una foto del día de adopción en la perrera, en un vídeo en el que lame cariñosamente el rostro de Biden, y en otras instantáneas familiares en las que Major y Champ descansan en sendos cojines, junto a la que será dentro de tres meses la primera dama estadounidense, y sosteniendo entre sus patas banderines electorales de la campaña de Biden.

Ambos canes han sido utilizados por el político en su campaña electoral. El pasado uno de noviembre el hoy presidente electo publicó un vídeo en el que aludía irónicamente al regreso de los perros a la Casa Blanca. En una imagen se mostraba él mismo junto a Major, pero incluía el vídeo de un vociferante Donald Trump que por sus ademanes recordaba a un enrabietado can ladrador.

Era una curiosa manera de polemizar con Trump, quien dijo que le parecería «falso» tener un perro y que no adoptaría ninguno por estar "demasiado ocupado" con su labor presidencial. "¿Cómo me vería paseando a un perro por el césped de la Casa Blanca?", se preguntó el inquilino del 1600 de la Avenida Pensilvania hasta el 19 de enero, si todo va como prevé la Constitución. Trump ha sido el primer presidente del país sin una mascota autorizada a acurrucarse a sus pies bajo el escritorio del Despacho Oval desde William McKinley. Presidente desde 1897 hasta su asesinato en 1901, McKinley tuvo, sin embargo, una curiosa colección de mascotas, con gallos, dos gatos y un loro llamado Washington Post capaz de silbar 'Yankee Doodle'.

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