Los lagos se comen Kenia

Las enormes crecidas causadas por las cada vez más frecuentes lluvias torrenciales han engullido pueblos enteros a lo largo de cientos de kilómetros.

Foto de archivo de un hipopótamo en un lago de Kenia
Foto de archivo de un hipopótamo en un lago de Kenia
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El jefe del pueblo apenas logra encontrar la granja donde ha pasado toda su vida. Está sumergida bajo el lago Baringo, en Kenia. Solo la punta del techo de paja emerge de las aguas turbias de este lago -situado a unos 300 kilómetros al norte de Nairobi-, que ha registrado una crecida récord y ha sumergido a pueblos enteros, escuelas, centros de salud, e, incluso, complejos turísticos. "Tengo 60 años y nunca había visto o vivido nada parecido", explica a AFP Richard Lichan Lekuterer. Su mirada se posa en las cimas de las acacias que sobresalen del agua, testigo cruel de un paisaje radicalmente transformado.

Baringo y los otros grandes lagos del valle keniano del Rift han alcanzado alturas sin igual en más de 50 años. En algunos casos, el nivel de las aguas ha crecido varios metros este año, tras meses de copiosas lluvias que los científicos atribuyen al cambio climático. Es cierto que estos enormes depósitos hídricos han subido y bajado de nivel a lo largo de los tiempos. Pero la subida actual supera lo que los ribereños han conocido. "Era como la velocidad del viento", explica Lekuterer, que tuvo que trasladarse al interior en marzo y se prepara para ir todavía más lejos ante el avance del agua.

Este fenómeno provoca importantes inundaciones en la cadena de lagos que se extiende más de 500 kilómetros a lo largo de una falla geológica, desde el lago Turkana, al norte, hasta el Naivasha, al sur. Decenas de miles de personas se han visto obligadas a huir a medida que el agua invadía granjas y campos.

"Esto nunca había estado tan mal", constata Murray Roberts, que vivió casi 70 años en la orilla del Baringo, donde trabajó en la rehabilitación de las tierras empobrecidas por la erosión. El lago ha crecido más de 70 km2 desde 2011, un fenómeno que se ha acelerado considerablemente este año, inundando las oficinas de Roberts y un centro de salud cercano. Su casa natal y un complejo turístico que contenía un camping y casas de alquiler han desaparecido bajo el agua.

Al igual que en Baringo, el nivel del lago Naivasha empezó a crecer tímidamente hace diez años, lo que se recibió con cierto alivio tras años de sequía. Pero en abril la crecida se aceleró y el lago ha alcanzado uno de sus niveles históricos, el de 1960, y se acerca al récord de principios del siglo XX. Según las observaciones de la Autoridad de Recursos Hídricos (WRA), el nivel subió 2,7 metros entre abril y junio, y el agua llegó 500 metros tierra adentro.

Los científicos se preguntan si la deforestación del enorme bosque de Mau no es en parte responsable de las crecidas. El bosque deja de retener el agua y esta se vierte en los lagos, que se llenan de limo. "Las cosas han cambiado. Los efectos son más pronunciados que hace cincuenta años", constata Mohamed Shurie, geólogo y director del WRA.

Un fenómeno climático específico del océano Índico ha provocado en los últimos años precipitaciones más fuertes de lo habitual en África oriental, aumentando el caudal de los ríos que desembocan en los lagos.

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