Críticas en el seno del Gobierno italiano por una polémica propuesta para evitar las aglomeraciones en la desescalada

El Gobierno pretende reclutar a 60.000 voluntarios para que controlen que los ciudadanos mantienen la distancia y el resto de medidas de seguridad en espacios públicos.

Jovenes reunidos en las calles del barrio romano del Trastevere
Jovenes reunidos en las calles del barrio romano del Trastevere
MASSIMO PERCOSSI

Italia podría ponerse en las manos de 'asistentes cívicos' para evitar las aglomeraciones, que pueden provocar un repunte en la pandemia del coronavirus. Cuando han pasado ya tres semanas desde el inicio del desconfinamiento sin que se haya producido un aumento de las infecciones, el Gobierno pretende reclutar a 60.000 voluntarios para que controlen que los ciudadanos mantienen la distancia y el resto de medidas de seguridad en los parques, las playas y los espacios públicos donde puedan producirse masificaciones como las registradas el pasado fin de semana en varias ciudades.

Coordinados por la Protección Civil, los llamados 'asistentes cívicos' estarán a las órdenes de los ayuntamientos por un máximo de tres días a la semana y de 16 horas semanales. No recibirán remuneración pero estarán cubiertos por un seguro, y aunque se trata de una prestación voluntaria, se pretende que los primeros en ofrecer su colaboración sean las personas desempleadas que reciben la renta mínima de ciudadanía u otras ayudas sociales. También pueden inscribirse jubilados y pensionistas, y su servicio se extenderá en principio hasta el 31 de julio.

El anuncio de la puesta en marcha de este servicio, realizado el domingo por Francesco Boccia, ministro de Asuntos Regionales y Autonomías y miembro del Partido Democrático (PD), provocó rechazo entre los socios del Ejecutivo. El mayoritario Movimiento 5 Estrellas pidió una reunión de los miembros del Gobierno con el primer ministro, Giuseppe Conte, para aclarar la cuestión, mientras que Matteo Renzi, exprimer ministro y líder del partido Italia Viva, calificó la idea de "locura".

También en la oposición la medida provocó críticas. Luca Zaia, presidente regional del Véneto y uno de los pesos pesados de la Liga, consideró que se trataría de "una derrota desde el punto de vista social". 

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