La orden de sacrificar a un gato en plena pandemia divide a las autoridades belgas

Una estudiante de Amberes, que hacía prácticas en Perú, regresó a Bélgica forzada por el coronavirus junto a un gato adoptado que no había sido vacunado contra la rabia. Ahora se niega a la orden de sacrificarlo.

Imagen de Lee colgada en Instagram por Selena Ali
Imagen de Lee colgada en Instagram por Selena Ali
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Una joven belga que estuvo de prácticas en Perú y un gato adoptado en ese país protagonizan estos días una historia que ha dividido a las autoridades belgas sobre la conveniencia o no de sacrificar al felino, que se ha ganado la simpatía y apoyo de buena parte de los ciudadanos.

Todo comenzó cuando Selena Ali, una estudiante de Amberes que hacía prácticas en Cuzco, regresó a Bélgica el pasado abril forzada por la pandemia del coronavirus, trayendo con ella un gatito al que llamó "Lee", que no había sido vacunado contra la rabia.

La Agencia Federal para la Seguridad en la Cadena Alimentaria belga (Afsca) exigió a la llegada que el animal fuera sacrificado, al no poder excluir que sea portador de la rabia.

La negativa de la propietaria a cumplir con la orden hizo que la Afsca llevara el asunto a los tribunales semanas más tarde y el caso está aún pendiente de resolución, con una vista programada el próximo 29 de mayo en la que las partes expondrán sus argumentos.

La posición de las autoridades belgas no es clara, ya que mientras el ministro federal competente en Bienestar Animal aboga por cumplir la decisión de la agencia responsable, el titular de la región de Flandes cree que habría que buscar otras opciones.

El pasado fin de semana el ministro federal, Denis Ducarme, escribió una carta a su homólogo flamenco, Ben Weyts, apoyando la posición de la Afsca y subrayando que la eutanasia "es la única opción posible", indicó la agencia Belga.

Ducarme subrayó que la rabia, enfermedad transmitida por un virus y que provoca 55.000 muertos al año en el mundo, fue erradicada en Bélgica en 2001 mientras que Perú es un país "de alto riesgo".

Según el ministro federal, el retorno del gato a su país de origen no es posible, y en Bélgica no hay ningún centro de cuarentena para perros y gatos, por lo que no queda otra opción que sacrificar al gato.

Por el contrario, para el titular de Flandes la eutanasia no solo no es necesaria, sino que es "ilegal".

Weyts argumenta que la legislación europea establece que en situaciones como esta el animal debería ser enviado a su lugar de origen y que "si no fuera posible, como es el caso, debería ser puesto en cuarentena".

"Solo si estas opciones no son posibles se debe proceder a la eutanasia", defiende.

Las redes sociales se han volcado con el asunto en las últimas semanas para tratar de salvar al gato y la sociedad protectora de animales GAIA ha iniciado una campaña en defensa del animal. 

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