La ONU intenta no provocar a Trump

Antonio Guterres evita polemizar con el presidente de EE. UU. y se limita a decir que "hay que apoyar" con fondos a la OMS por su labor decisiva en la lucha contra la pandemia.

Dos jóvenes donan sangre en una extracción organizada por la Cruz Roja en Los Angeles.
Dos jóvenes donan sangre en una extracción organizada por la Cruz Roja en Los Angeles.
Etienne Laurent/EFE

Se llama miedo, no respeto. Como una mujer ante un marido abusador, la ONU reaccionó este miércoles con humildad a la sacudida de Donald Trump, que ha desviado la culpa de su lenta reacción a la pandemia acusando de ello a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y congelando las contribuciones de Estados Unidos. Nadie quería provocar aún más al presidente del país más poderoso del mundo, que reacciona virulentamente ante cualquier crítica.

Washington es el mayor contribuyente de este brazo de Naciones Unidas que vela por la salud mundial, con un 14,67% de su financiación frente al 5,68% de Alemania, el país europeo que más aporta. El segundo también es estadounidense: la Fundación Bill y Melisa Gates, que dona casi un 10% a este organismo que dedica la mayor parte de sus fondos a África, el continente que más sufrirá la decisión de Trump.

Bill Gates advirtió que la retirada de fondos por parte de EE. UU. en medio de la mayor pandemia del siglo es "tan peligroso como suena", tuiteó. "Su trabajo es ralentizar la epidemia y si eso se para no hay ninguna otra organización que pueda sustituirlo», advirtió. «El mundo necesita a la OMS más que nunca".

Tanto que el editor de la publicación médica 'The Lancet' lo calificó incluso de "un crimen contra la humanidad" e instó al mundo a "resistirse y rebelarse contra esta espantosa traición a la solidaridad global", escribió Richard Horton.

Palabras mucho más duras que el cauteloso comunicado del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, que desde que asumió el cargo teme que un nacionalista como Trump prive a la organización que dirige del sustento vital. "En mi opinión hay que apoyar a la OMS, ya que es absolutamente crítica para derrotar la Covid-19", escribió. Y como si no quisiera desmentir las acusaciones del mandatario para no dejarle mal ante sus bases, admitió implícitamente que la Organización Mundial de la Salud ha cometido errores de los que se podrá aprender "en el futuro, pero ahora no es el momento".

"Un generoso amigo"

Con la misma actitud, el director general de la OMS, que la semana pasada ya advirtió de que la politización de esta crisis costaría vidas, parecía albergar la esperanza de que si se deja maltratar como cabeza de turco podrá apaciguar los ánimos de Trump. "Estados Unidos ha sido durante mucho tiempo un generoso amigo de la OMS y esperamos que lo siga siendo", leyó Tedros Adhanom Ghebreyesus. "Lamentamos la decisión de su presidente de congelar los fondos. Estamos revisando el impacto que tendrá y trabajaremos con nuestros socios para llenar las lagunas financieras que deja y poder seguir trabajando de forma ininterrumpida".

Trump tenía razón. La mejor forma de subyugar al mundo no es aplicando la ley, sino chantajeándolo con lo que más necesita, al más puro estilo de mafioso inmobiliario. Esa estrategia funcionó también con el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, cuyo Estado aporta casi la mitad de cerca de 30.000 muertos que registra ya el país. El presidente apostó a que los gobernadores no se resistirían a su autoridad porque "necesitan muchas cosas del Gobierno federal", y acertó. Cuomo admitió que de cara a la fase de reapertura los kits de diagnóstico y las pruebas de anticuerpos serán "tan importantes como los respiradores" en el momento álgido de la epidemia, pero no tiene capacidad para proveerlos sin la ayuda de la Casa Blanca.

Tocaba pues responder a los ataques de Trump con halagos y poner la otra mejilla. El Estado cree tener la epidemia bajo control porque descienden el número de nuevas hospitalizaciones y, sobre todo, de entubaciones, aunque sigue registrando más de 700 muertos diarios.

Bajar la guardia dispararía la epidemia de nuevo, por eso emitió este miércoles una orden ejecutiva que obliga al uso de mascarilla en lugares públicos. Asimismo, el Estado empezará a realizar esta misma semana las pruebas de anticuerpos en el personal médico y policial, pero Cuomo avisó que no se podrá volver a la normalidad "hasta que tengamos una vacuna". Además, quiere que la reapertura de Estados Unidos, que Trump intenta imponer para el 1 de mayo, se haga por fases.

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