CORONAVIRUS

El Papa pide una UE "solidaria" y "unida" frente a la pandemia

En su mensaje de Pascua Francisco avisa a Europa de que afronta un "desafío histórico" del que depende su futuro.

-En su mensaje de Pascua Francisco avisa a Europa de que afronta un «desafío histórico» del que depende su futuro
El Papa celebra una misa en solitario en la iglesia de la residencia Santa Marta, en el Vaticano.
El Papa celebra una misa en solitario en la iglesia de la residencia Santa Marta, en el Vaticano.
EFE

Hay dos momentos principales a lo largo del año para saber cuáles son las grandes preocupaciones del Papa: los mensajes que ofrece justo antes de impartir su bendición 'Urbi et Orbi' en el día de Navidad y en el de Pascua, las dos jornadas más importantes del calendario católico. En este Domingo de Resurrección, culmen de una Semana Santa atípica en la que, por culpa del coronavirus, no se ha podido acudir a las iglesias ni celebrar procesiones por las calles, Francisco centró su mensaje pascual en la pandemia del Covid-19, que se acerca ya a los 1,8 millones de contagiados y a los 110.000 fallecidos en todo el mundo.

En una sentida alocución ante la mayor crisis sanitaria que afronta la humanidad en el último siglo, Jorge Mario Bergoglio trató de insuflar esperanza y de corregir desviaciones. Por eso insistió en que «las palabras que realmente queremos escuchar en este tiempo no son indiferencia, egoísmo, división y olvido». Concretó estos conceptos al hablar de la Unión Europea, que consideró que se enfrenta ante un «desafío histórico, del que dependerá no solo su futuro sino el del mundo entero».

Por eso propuso a los países del Viejo Continente, la región del mundo más golpeada por la pandemia, que hagan como después de la Segunda Guerra Mundial y recurran a la «solidaridad» e incluso a «soluciones innovadoras». Sus palabras debieron de ser música para los oídos de los gobernantes de España e Italia, que exigen a sus socios un paso histórico ante la emergencia sanitaria: la creación de eurobonos para compartir riesgos ante la crisis económica provocada por el coronavirus.

Con gesto serio y en una basílica de San Pedro completamente vacía, Francisco advirtió a los europeos de que la única alternativa a ese camino es «el egoísmo de los intereses particulares y la tentación de volver al pasado», lo que pondría en riesgo «la convivencia pacífica y el desarrollo de las próximas generaciones». Ante la actual situación resulta «urgente» que las viejas rivalidades no vuelvan, de manera que todos los europeos se puedan así reconocer «parte de una única familia y se sostengan mutuamente».

La bendición 'Urbi et Orbi', con la prevista indulgencia plenaria, fue impartida dentro del templo una vez terminada la misa de Pascua. Sólo participaron en la Eucaristía una docena de fieles bien separados en sus bancos, como también ocurría con los miembros del coro. En la ceremonia, como en otras liturgias de esta peculiar Semana Santa, se expuso el crucifijo de la iglesia romana de San Marcello al Corso, considerado milagroso y que fue sacado en procesión en 1522 durante la peste negra, así como el icono de la Virgen 'Salus Populi Romani', la más venerada por los fieles de la capital italiana.

Aunque no habló el Papa únicamente de Europa en su mensaje pascual. También solicitó la reducción e incluso la condonación de la deuda a los países más pobres, recordó a los refugiados e inmigrantes que malviven en Libia, en la isla de Lesbos y en la frontera entre Grecia y Turquía, al tiempo que exigió «soluciones prácticas e inmediatas» para Venezuela. Pidió además el fin de los conflictos en Siria, Yemen, Irak, Líbano y Ucrania, e invitó a israelíes y palestinos a que «reanuden el diálogo y encuentren una solución estable y duradera que les permita a ambos vivir en paz».

Como viene haciendo desde que estalló la pandemia, Francisco agradeció una vez más la labor de los sanitarios que atienden a los pacientes del coronavirus en todo el mundo. Asimismo, recordó a las víctimas y a sus familias, «que lloran por la muerte de sus seres queridos, y que en algunos casos ni siquiera han podido darles el último adiós».

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