Venecia destierra el 'made in China'

Defiende la "auténtica identidad" de su centro histórico imponiendo férreas normas a las tiendas de ropa barata y de objetos de recuerdo.

Uno de los pequeños canales de Venecia
Uno de los pequeños canales de Venecia
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Cerco a las tiendas de ropa de bajo coste y de objetos de recuerdo. El Ayuntamiento de Venecia ha aprobado una normativa que impone férreas normas a los negocios de este tipo de productos en el centro histórico para defender su "auténtica identidad", según reza la normativa. La decisión, que los diarios locales consideran una declaración de guerra a los productos 'made in China', trata en cambio de promover la apertura de tiendas de ropa de alta gama, librerías, galerías de arte y de antigüedades, joyerías y talleres de restauración artística. Sólo este tipo de actividades podrán abrirse en los locales comerciales de los edificios situados en el entorno de la plaza de San Marcos y del puente del Rialto.

La nueva ley, que tiene una validez de tres años y debe aún ser confirmada por el gobierno regional del Véneto, obliga a las tiendas ya existentes a adecuarse al contexto arquitectónico veneciano. El zoco que ahora existe en el centro histórico, con un gran número de locales con carteles llamativos, góndolas de plástico y falsas camisetas de gondolero, tiene los días contados. Dentro de seis meses como máximo, sus dueños deberán indicar el lugar de producción de los objetos que muestran en los escaparates y dejar de utilizar expositores externos para atraer a los turistas. El Ayuntamiento prohíbe además las luces frías en las tiendas o de excesiva intensidad y la instalación de persianas en materiales distintos a la madera y al metal.

Esta normativa supone el último intento con el que Venecia trata de protegerse de los excesos del turismo. Entre las prohibiciones más llamativas están la de jugar al fútbol para los mayores de 11 años, circular en monopatín y utilizar una tabla de surf o ponerse a nadar por los canales del centro histórico. Las medidas también afectan a los hosteleros venecianos, que están obligados a imprimir el nombre de su establecimiento en los vasos y platos de plástico que utilicen para poder así reconocerlos, pues les espera a ellos la limpieza de una zona de hasta 100 metros de distancia de la entrada de su local.

El próximo paso para evitar que la Ciudad de los Canales muera de éxito turístico podría venir con una regulación más estricta de las viviendas de alquiler vacacional. En los últimos dos años han aumentado un 40% en la región, lo que supone "un perjuicio en términos de impuestos, además de un daño para las empresas turísticas tradicionales", denuncia Marco Michielli , presidente regional de la patronal hostelera Federalberghi. Otra asignatura pendiente de Venecia es conseguir de una vez que los grandes trasatlánticos no pasen por el canal de la Giudecca, un proyecto en el que el Gobierno italiano lleva meses trabajando.

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