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Pearl busca a su hijo, rodeado de muertos la última vez que supo de él

Aunque hay gente que le ha dicho que le vieron con vida después de que Dorian arrasara con todo, Pearl sigue sin noticias de su hijo, de 41 años, y no puede dejar de pensar que la última vez que le oyó fue a través de un terrible mensaje de voz.

Huracán Dorian en Freeport.
Huracán Dorian en Freeport.
CRISTOBAL HERRERA

Pearl Lightbourne sufre un sinvivir porque no consigue localizar a su hijo Cleavon desde que el pasado domingo el huracán Dorian impactó con vientos de 295 kilómetros por hora en las islas Ábaco, donde había conseguido trabajo.

Aunque hay gente que le ha dicho que le vieron con vida después de que Dorian, el huracán más poderoso en tocar tierra en Bahamas, arrasara con todo, Pearl sigue sin noticias de su hijo, de 41 años, y no puede dejar de pensar que la última vez que le oyó fue a través de un terrible mensaje de voz.

En él, Cleavon, con la voz cansada, le decía que estaba en el ático de un edificio en la destrozada localidad de Marsh Harbour, que estaba rodeado de muertos y que no sabía cuánto más iba a aguantar aquella situación.

Le aterra pensar que su hijo se pudiera rendir, a pesar de ser un "luchador" o que le pasara factura su "asma severa".

"Sobreviviré, a pesar de haberlo perdido todo, si escucho de nuevo su voz", dice a Efe entre sollozos la mujer, desesperada por poder ir a las islas Ábaco a buscar a su hijo y encontrarle vivo.

Pearl espera novedades en el Puerto de Freeport, en la isla de Grand Bahama, otra de las más dañadas por Dorian, y no deja de pensar que, si el mayor huracán de este año en todo el mundo acaso no pudo doblegarle y consiguió salir de aquel ático, quizás sí pudieron hacerlo las duras condiciones de vida en Mars Harbour.

En Ábaco, la gente se está "peleando por sobrevivir" en medio de un escenario propio de una zona de guerra. "Estaba rodeado de extraños, cuando tendría que estar en casa", se lamenta.

Dorian tocó tierra el pasado domingo en Cayo Elbow, sembrando la destrucción a su paso con sus fuertes vientos y lluvias. Una capacidad letal que repitió al impactar directamente cerca de Puerto Mars, también en las islas Ábaco.

Con un pañuelo de papel en la mano que no deja de llevarse a los ojos, Pearl declara que, gracias a la ayuda de allegados, se ha podido poner su nombre en una lista de desaparecidos que circula por Facebook, pero "nadie responde".

Teme que su hijo no llevase identificación encima cuando el huracán tocó tierra y lamenta que nadie haya llamado para ir a reconocer los cadáveres encontrados.

Y esa angustia crece de día en día, pues piensa que si estuviera bien su hijo se habría puesto en contacto con ella, la habría llamado como lo hizo ese mismo domingo, horas antes de que Dorian golpease las Ábaco con toda la fuerza de ser el segundo huracán más poderoso que se forma en el Atlántico desde que se tienen registros.

Por eso, pide ayuda al Gobierno de Bahamas sin dejar de pensar en los centenares de bolsas para transportar cadáveres que las autoridades nacionales enviaron a Ábaco ante la previsión de que las cifras de muertos se disparen mucho más allá del balance oficial de 43 víctimas en todo el país hasta el momento.

Lo que Pearl da por hecho es que el número de fallecidos es mucho mayor del que hablan las autoridades, que, sin embargo, anticipan que se trata de unos datos preliminares y prevén que aumentará notablemente.

Cuando se le da la cifra de 43 muertos que maneja el Gobierno, de ellos 8 en Grand Bahama, según Don Cornish, responsable es esa isla de la Agencia Nacional de Manejo de Emergencias de Bahamas (NEMA, por sus siglas en inglés), la mujer se encoleriza.

Pearl asegura que en el este de Grand Bahama, la zona de la isla más afectada por Dorian, sabe de una veintena de personas de la misma familia que murieron como consecuencia del ciclón.

La mujer tiene claro que aunque puede irse a Estados Unidos porque tiene la documentación necesaria para emigrar, no va a dejar Bahamas hasta encontrar a su hijo.

"Puede que pase una semana, un mes o un año, pero no me iré hasta que vea de nuevo a mi Cleavon", dice con la serenidad y la firmeza que da el tener algo totalmente seguro. "Solo estaré bien si él aparece".

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