Reino Unido

'Brexit' el 31 de octubre y elecciones inmediatas

Boris Johnson planea abandonar la UE con o sin acuerdo mientras que la oposición trata de impedirlo con una moción de censura.

El primer ministro británico Boris Johnson
El primer ministro británico Boris Johnson
Reuters

Boris Johnson ejecutará la salida británica de la Unión Europea el 31 de octubre haya o no acuerdo sobre los términos del Brexit y celebrará inmediatamente, quizás el 1 de noviembre, elecciones generales para intentar lograr una mayoría parlamentaria más holgada. Esa estrategia de alto riesgo se justifica en la necesidad imperiosa del Partido Conservador de asentar su Gobierno.

Con la libra esterlina perdiendo valor en su paridad con el euro y el dólar como consecuencia del riesgo de una marcha abrupta, con la economía de Reino Unido decreciendo un 0,2% de su Producto Interior Bruto (PIB) en el último trimestre y con la expansión del gasto público anunciada por el Ejecutivo agravando quizás la confianza en la divisa, Johnson mantiene su pulso a la UE. «Hay mucho tiempo para negociar», mantiene el primer ministro, aferrado a su optimismo sobre la disposición de Bruselas a responder positivamente a su demanda de que el Acuerdo de Retirada pactado en noviembre de 2018, y rechazado por el Parlamento británico, sea cambiado a pesar de la insistencia de Dublín y de los negociadores de la UE en que no será alterado.

Londres cree que Irlanda es el flanco más débil de la Unión Europea. El 18% del PIB irlandés está vinculado al comercio con el vecino británico, la mitad de sus alimentos son importados de Reino Unido y, si se produce la marcha abrupta, Bruselas exigirá a Dublín que establezca los controles fronterizos con Irlanda del Norte que el mecanismo incluido en el Acuerdo de Retirada evita. Johnson exige eliminarlo.

Mientras tanto, el Gobierno alienta un rápido acuerdo comercial con el amigo americano. El ministro de Exteriores, Dominic Raab, fue recibido el martes por Donald Trump y el vicepresidente, Michael Pence, en la Casa Blanca; y la titular de Comercio, Liz Truss, ha pasado esta semana en Washington. Aceleran también los preparativos para amortiguar los efectos de la marcha abrupta.

Pero el optimismo de Johnson tropieza con la aritmética del Parlamento. La suma de diputados conservadores y unionistas norirlandeses le da una mayoría de un escaño. La oposición promoverá una moción de censura en septiembre. La ley dice que si el Gobierno fuese derrotado otro líder político tendría catorce días para lograr una mayoría. El laborista Jeremy Corbyn no tendría suficientes apoyos.

La ley no exige la dimisión de un primer ministro que haya perdido una moción de censura, aunque debería abandonar su puesto por convención establecida en la historia. Johnson no tiene intención de dimitir y tras la derrota convocaría unas elecciones «en los primeros días de noviembre», según sus portavoces. Lo haría el día 1, según aseguró James Forsyth, editor de la revista 'The Spectator'.

Ese Gobierno en funciones confirmaría el Brexit el 31 de octubre, incumpliendo también la convención que dicta que el Ejecutivo no toma decisiones significativas durante un proceso electoral. Johnson ganaría los comicios porque el Partido del Brexit habría perdido su razón de existir y votantes laboristas que quieren la marcha de la UE respaldarían esta vez a los conservadores.

Una marcha abrupta crearía trastornos en las fronteras y agudizaría probablemente la desconfianza en la libra. La oposición quiere impedir esa traca final del nuevo líder británico. Se negocia en la trastienda la presentación de un Gobierno alternativo no presidido por Corbyn que tendría como únicos objetivos pedir a Bruselas otro aplazamiento del Brexit y convocar elecciones.

La neutralidad política de la reina Isabel II sería sometida a un test delicado si el Johnson derrotado en la moción de censura le pide la disolución del Parlamento antes de que la oposición y rebeldes conservadores tengan tiempo para formar una mayoría en torno al Gobierno provisional. Por una u otra vía, Reino Unido se encaminaría a unas elecciones con aroma de segundo referéndum europeo.

Para añadir sal y pimienta al revuelto político, el profesor Vernon Bogdanor ha explicado en 'The Times' que si las elecciones dieran una victoria a partidos opuestos a la marcha abrupta un nuevo Gobierno podría aprobar una ley con efecto retroactivo por la que, mediante acuerdo con la UE, se anularía el Brexit ejecutado por Boris Johnson el 31 de octubre.

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