¿Troleó Isabel II a Trump con las joyas de su cena de gala?

La reina eligió una tiara muy particular, que podría llevar un mensaje implícito para el presidente de Estados Unidos.

U.S. President Donald Trump and Britain's Queen Elizabeth attend the State Banquet at Buckingham Palace in London, Britain, June 3, 2019. Dominic Lipinski/Pool via REUTERS [[[REUTERS VOCENTO]]] USA-TRUMP/BRITAIN
La reina Isabel II, con la tiara birmana de rubíes, junto a Trump en la cena de gala del lunes.
Reuters

En política, los símbolos lo son todo. Por eso, los encuentros de más alto nivel son escrutados por los expertos en busca de detalles con posibles mensajes ocultos que pasan desapercibidos a ojos de los profanos.

Esta vez le ha tocado al viaje que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su familia han hecho esta semana al Reino Unido. Allí han tenido reuniones con los líderes políticos -incluida una con la todavía primera ministra, Theresa May- y con la familia real, que ha agasajado a sus huéspedes con toda la pompa y el boato de la monarquía británica.

El lunes, el acto más destacado fue la cena de gala que Isabel II ofreció a los Trump en el palacio de Buckingham. El mandatario estadounidense se sentó junto a la reina, en un acto que pretendía evidenciar las buenas relaciones entre los dos países.

Pero este martes, tras repasar con detalle las fotografías de esa cena, ha comenzado a circular una teoría que, de ser cierta, supondría que la monarca no estaba demasiado contenta de recibir al presidente estadounidense. Al menos, eso parece deducirse de las joyas que Isabel II eligió para lucir en tan elegante ceremonia.

El quid de la cuestión estaría en la tiara de la reina. Se trata de la tiara birmana de rubíes, una joya adornada con rosas rojas Tudor y pétalos blancos, que se fabricó en 1977 con diamantes y con 96 rubíes que formaban parte de un collar que el pueblo birmano regaló a Isabel II por su boda con el duque de Edimburgo.  

Lo gracioso del asunto es que, al parecer, esas joyas fueron enviadas a la reina como un amuleto contra la enfermedad... y contra el demonio.

Y claro, aquí es donde estaría el supuesto mensaje en clave que su serenísima majestad quiso lanzar al mundo -y a su invitado- durante la cena de gala en Buckingham. 

Solo Isabel II sabe si la elección de la tiera ocultaba ese 'troleo' a Trump, pero si en cuestiones de protocolo pocas cosas se dejan al azar, cabe pensar que la líder de la Commonwealth sabía lo que hacía. 

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