Por
  • Pablo Guerrero Vázquez

¿Paradojas?

Izado de la bandera de Europa en el edificio del Parlamento en Bruselas.
Izado de la bandera de Europa en el edificio del Parlamento en Bruselas.
Yves Hermané / Reuters

Cada vez votamos menos en las elecciones al Parlamento Europeo, aunque los poderes de la UE no han dejado de crecer. Este fenómeno, sin embargo, de paradoja tiene poco, y así lo subrayó hace ya unos días Ignacio Molina en la Fundación Manuel Giménez Abad. El descenso de la participación en estas elecciones se engloba, en primer lugar, en una tendencia más amplia, que afecta a todas las democracias occidentales. Cada vez se vota menos, y las europeas no son una excepción. Por otro lado, no ha existido una relación clara entre estos comicios y la elección del ejecutivo europeo: la Comisión. Y los electores nos movemos más cuando elegimos gobiernos.

Este último factor desmovilizador ha tratado de neutralizarse, ahora, impulsando el sistema de los ‘Spitzenkandidaten’, que vincula, al menos políticamente, los resultados electorales con la presidencia de la Comisión. Pero esta iniciativa está teniendo poco éxito, porque el impulso político de la UE corresponde al Consejo Europeo, no a la Comisión, que es un ejecutivo en el sentido más estricto de la palabra.

En ‘Alicia a través del espejo’, Humpty Dumpty replica a Alicia que "la cuestión está en saber quién manda". "Eso es todo", apostilla. Los ciudadanos, por mucho que nos lo rebocen, intuimos que en la UE, al final, siguen mandando los Jefes de Estado y de Gobierno sentados en el Consejo Europeo.

Mañana es vital ir a votar, pero como muestra de compromiso con un proyecto en el que nos jugamos el futuro, y que se empieza a cuestionar.

Pablo Guerrero Vázquez es profesor de Derecho Constitucional (Esade)

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