La pista de una secta asoma en el 'crimen de la ballesta'

La policía alemana sospecha que las muertes fueron concertadas.

El hombre, Torsten W, gestionaba una tienda de artículos medievales.
El hombre, Torsten W, gestionaba una tienda de artículos medievales.
Efe

La policía alemana sospecha que en el caso de los tres cadáveres hallados en Baviera, atravesados por flechas lanzadas con una ballesta, se trató de muertes concertadas o suicidios, mientras se investiga cómo murieron otras dos personas relacionadas con el caso.

No hay indicio alguno de la intervención de una cuarta persona en la muerte de esas tres, halladas el pasado sábado en la habitación de una pensión, indicaron este martes fuentes de la Fiscalía de Passau, la ciudad bávara en cuyas afueras se encuentra el establecimiento.

Los cuerpos corresponden a un hombre de 53 años y una mujer de 33, que yacían en una cama cogidos de las manos, cada uno de ellos con una flecha en el corazón, mientras que el tercer cuerpo, otra mujer de 30 años, estaba en el suelo con otra flecha en el cuello.

No hay indicios de que se produjera una pelea y todo apunta a que esa segunda mujer disparó primero con la ballesta a la pareja, para después suicidarse con el arma.

Mientras tanto prosiguen las investigaciones sobre la muerte de otras dos mujeres sobre los 30 años en la localidad de Wittingen (centro del país), en circunstancias no detalladas por las fuentes de la investigación.

Sus cuerpos fueron encontrados este lunes en la vivienda de la mujer de 30 años que yacía en el suelo de la pensión de Passau y una ellas era su compañera sentimental.

El sensacionalista diario 'Bild' asegura que en esos dos cadáveres no se han hallado rastros de violencia y que por el momento se desconocen las causas de su muerte.

El rotativo apunta, asimismo, que el hombre hallado muerto en la pensión tenía una tienda de antigüedades donde por las tardes se impartían clases de esgrima.

Según ese diario, el trío llegó a la pensión el viernes por la tarde y ocupó la habitación que había reservado la mujer de 30 años sin mediar palabra.

En Alemania no se necesita licencia de armas para adquirir ballestas, sino que basta con ser mayor de 18 años, según precisaron estos días medios alemanes.

Buscada por un detective

La segunda mujer, de 19 años, era Carina U., que abandonó el hogar familiar hace dos años y era buscada por sus padres con la ayuda de un detective, según la cadena de televisión RTL. Farina C., Gertrud C. y Carina U. estarían dadas de alta como residentes en la vivienda, según la misma fuente.

Por su parte, Torsten W. y Kerstin E. compartían una casa de campo en la pequeña localidad palatina de Borod. En la cercana población de Hachenburg, el hombre gestionaba una tienda de artículos medievales en la que vendía, entre otras cosas, espadas, armaduras y 'met', vino de miel fermentada, y ofrecía cursillos para el manejo de armas de caballeros. Acudía además a ferias medievales. Algunas fuentes lo identifican como propietario también de un estudio de tatuaje.

A partir de esos datos concretos y a falta de un relato policial de hechos y antecedentes comienzan las especulaciones y asoma la pista de una secta. Testigos citados por distintos medios señalaron que las cuatro mujeres habrían tenido una relación especial con el hombre, también de carácter sexual. Tanto él como sus supuestas adeptas vestían habitualmente de negro y lucían tatuajes y 'piercings'.

Alexander Krüger, un antiguo casero de Torsten W., declaró a RTL que las mujeres se mostraban sumisas ante el que parecía ser su gurú y que este las trataba de manera autoritaria. Pero se desconoce la relación exacta entre los cinco fallecidos y la causa última que desencadenó el drama en dos lugares distantes entre sí mas de 600 kilómetros.

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