La novia de la muerte

Shamima Begum está en Al-Hawl, en el nordeste de Siria
Shamima Begum está en Al-Hawl, en el nordeste de Siria

Se llama Shamima Begum, tiene 19 años y es (era) británica. Hace cuatro años, cuando tenía 15, se escapó de su casa junto a dos amigas. Quería llegar a Siria para apoyar a los miembros del Estado Islámico. Y lo consiguió.

Shamima se ofreció como esposa a los combatientes del grupo terrorista. Fue ‘adjudicada’ a un islamista de origen holandés y con él ha pasado este tiempo. La joven ha tenido tres hijos, de los que dos han muerto. Las autoridades británicas creen que no ha cometido ningún crimen, aunque ha vivido entre bombardeos y decapitaciones. Y según sus propias palabras, no se arrepiente. Cree que el Isis está del lado del islam y que Alá bendice todas sus acciones.

Hace dos semanas, y ante el sitio que sufría el enclave terrorista en el que vivían, Shamima y su marido lograron huir y se instalaron en un campo de refugiados del norte de Siria. Desde allí, la joven ha lanzado una petición: quiere volver a casa.

Acaba de tener un bebé y piensa que el niño merece un lugar mejor donde crecer. Así que ha solicitado ayuda al Gobierno británico.

Londres ha sido contundente. No solo se niega a enviar una misión de rescate, sino que ha retirado a Shamima la nacionalidad para que jamás pueda recuperar sus derechos como ciudadana británica. La ‘esposa del califato’ se ha convertido en una paria sin tierra que probablemente nunca podrá escapar del campo de refugiados.

Me pregunto si lo merece. Espanta que una cría europea decida ponerse del lado del Isis y de la maldad y el horror que este representa. Pero también creo que lo que nos diferencia de los terroristas es que nosotros somos capaces de sentir piedad. Y no la hemos tenido con una adolescente que quizá merezca otra oportunidad.

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