Portugal, atractivo para la comunidad LGTBI del Brasil de Bolsonaro

"Lo que sentimos es que hay un pánico instalado", así resume la situación la directora ejecutiva de ILGA Portugal

El presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro.
El presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro.
Reuters

Temerosos tras el cambio de gobierno en su país, muchos LGTBI brasileños se plantean trasladarse a Portugal, donde resuelve sus dudas para llegar la organización ILGA, que defiende sus derechos y que, dice a Efe, quiere crecer para acompañar el aumento de interés que afirma notar.

"Lo que sentimos es que hay un pánico instalado. Cualquier persona LGTBI se siente insegura; ése es el drama", así resume la situación la directora ejecutiva de ILGA Portugal, Marta Ramos.

Ramos asegura que su volumen de trabajo se ha incrementado recientemente en dos momentos clave: el pasado verano, "preelecciones" de Brasil, y en enero, "desde la toma de posesión del nuevo gobierno", dirigido por el ultraderechista Jair Bolsonaro.

Le llegan peticiones de información de personas pertenecientes a la comunidad LGTBI de Brasil que, sostiene Ramos, afirman querer salir de su país, señalado por la ONG brasileña Grupo Gay da Bahia como el Estado donde más miembros de este colectivo se asesina anualmente.

En 2018 se contabilizaron 320 homicidios y 100 suicidios, apunta en su último informe, donde agrega que, "según agencias internacionales de derechos humanos, se matan más homosexuales y transexuales en Brasil que en los 13 países de Oriente y África donde hay pena de muerte contra los LGTBI".

Una situación que ha adquirido visibilidad con la salida del país del diputado homosexual brasileño Jean Wyllys, del izquierdista Partido Socialismo y Libertad (PSOL), quien dijo en enero que renunciaba a su cargo y se marchaba por temor ante las continuas amenazas de muerte recibidas en los últimos años.

Wyllys, de hecho, se prepara para dictar en Lisboa mañana miércoles la conferencia "¿Por qué exiliarse de Brasil hoy?", una pregunta para la que cada vez más brasileños parecen encontrar respuesta, a juicio de los testimonios que llegan a ILGA Portugal.

"Tenemos muchos casos de personas que se sienten rehenes en su propia casa porque todo el espacio público es peligroso. Porque pintaron sus casas con insultos homofóbicos o transfóbicos, porque hubo constantemente insultos en la calle sin que nadie los defienda", cuenta Ramos.

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