El Papa culmina la cumbre antipederastia con un discurso descafeinado que irrita a las víctimas

La campaña de 'tolerancia cero' presentada por el Vaticano se ha convertido tras este encuentro en "credibilidad cero", lamenta uno de los supervivientes.

Activistas contra los abusos a menores cometidos por miembros de la Iglesia acuden al Vaticano durante la celebración de la cumbre antipederastia.
Activistas contra los abusos a menores cometidos por miembros de la Iglesia acuden al Vaticano durante la celebración de la cumbre antipederastia.
Efe/Epa

La conferencia sobre pederastia eclesial celebrada en el Vaticano en los últimos cuatro días concluyó este domingo con una declaración descafeinada del Papa en la que no anunció nuevas medidas para hacer hacer frente a esta lacra.

Pese a las enorme expectativa que había levantado su discurso final, Francisco insertó los abusos sexuales a menores cometidos por eclesiásticos y religiosos en el contexto de un problema social mucho más grande e hizo una lista con ocho directrices a seguir que no convencieron a las víctimas. Uno de esos puntos incluye el compromiso planteado el pasado diciembre de llevar ante la Justicia "a cualquiera que haya cometido tales crímenes".

"La inhumanidad del fenómeno a escala mundial es todavía más grave y más escandalosa en la Iglesia, porque contrasta con su autoridad moral y su credibilidad ética", reconoció Jorge Mario Bergoglio en su mensaje al final de la misa celebrada en la Sala Regia del Palacio Apostólico con la que se clausuró la cumbre sobre pederastia.

El Pontífice pidió a los 190 presidentes de episcopados y miembros de la alta jerarquía eclesiástica que participaron en el simposio que afronten con "mayor seriedad" el problema, recordándoles el "deber de escuchar atentamente el sofocado grito" de las víctimas.

Insistió Bergoglio en que la "misión" de la Iglesia es proteger a los niños de los "lobos voraces". Su objetivo debe ser "escuchar, tutelar, proteger y cuidar a los menores abusados, explotados y olvidados, allí donde se encuentren", por encima de cualquier "polémica ideológica o periodística". Para ello invitó a los líderes de las comunidades católicas de los diversos países a que adopten las medidas que ya existen a nivel internacional y eclesial para atajar el problema.

Guantazo a las víctimas

Los supervivientes de los sacerdotes y religiosos pederastas se tomaron como un insulto la alocución de Bergoglio. "El Papa ha dado un guantazo a las víctimas", lamentó el español Miguel Hurtado, fundador de la asociación Infancia Robada. "Se ha pasado la mitad del discurso hablando de abusos fuera de la Iglesia, pero las decenas de víctimas que hemos venido a Roma esta semana, hemos sido abusados dentro de la Iglesia, por sacerdotes católicos, por monjes católicos, por maestros católicos".

Hurtado consideró "muy genéricos" los ocho puntos detallados por el Pontífice para atajar esta cuestión y criticó algunas ausencias del discurso, como la obligación de entregar los archivos sobre abusos a las autoridades, la expulsión de los obispos encubridores o la necesaria indemnización económica a las víctimas.

Francesco Zanardi, fundador de la asociación de supervivientes italiana Rete L'Abuso, se mostró igual de desilusionado por el resultado de la cumbre. "Esperábamos mucho más", dijo, lamentando la falta de procedimientos concretos. "La Iglesia se está aún interrogando por el problema, ¿pero cómo puede ser? Las 8 medidas son frases hechas. Ya se sabe que hay que proteger a los niños".

Zanardi consideró que "la campaña de 'tolerancia cero' frente a los abusos presentada por el Vaticano ha acabado convirtiéndose con este encuentro en una campaña de 'credibilidad cero" para la institución. "El discurso final del Papa no vale para nada", sentenció.

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