Piedras y comunismo

A pesar de su fracaso estrepitoso, aún quedan nostálgicos del comunismo.

Alberto Garzón, luciendo un chándal con el emblema de la Alemania comunista.
Alberto Garzón, luciendo un chándal con el emblema de la Alemania comunista.
HERALDO

Se acercan elecciones. Acabo la segunda temporada de ‘Counterpart. Los restos de Berlín Oriental’: «Al partido le costó décadas darse cuenta de que la cosa no funcionaba». 2019. Partidos comunistas, mareas anticapitalistas, revoltijos desunidos antisistema, Alberto Garzón con un chándal marca DDR. Lo único malo de la desaparición de la Unión Soviética fue que los chicos de 3º de ESO tienen que aprender muchas más capitales. No seas frívolo, Octavio. Cuando arrancaban las piedras del Muro a golpes yo imaginaba que habíamos llegado a la parte de ‘Odisea del espacio’ en la que los simios aprenden a usar herramientas. Añoranza del Muro en la izquierda española. Yo añoraría a Jane Fonda, que también pasó un tiempo seducida por los puños cerrados. Sentados en una terraza, un amigo me dice que cada día se siente más cercano a la CUP, que hay que destruirlo todo. Pedimos ginebra y tónica. No me siento más cerca. El poeta que pedía quedarse en casa si no salías a votar a Izquierda Unida o Podemos. El poeta que se queda en casa asustado pensando qué sucedería si ganaran. Porque el capitalismo es un monstruo seductor y azucarado, como la Coca-Cola. El capitalismo no se combate, se mejora. Hagamos el esfuerzo de leer etiquetas, compremos en las tiendas de nuestro barrio, recordemos que la hamburguesa del Burger King que hay enfrente del Teatro Principal la prepara un chico de Las Fuentes. El comunismo funciona, en teoría. Una frase de Homer Simpson o Nacho Vegas, no estoy seguro. No me hagan mucho caso, no paré hasta hacerme funcionario.

Octavio Gómez Milián es profesor y escritor