Riesgos globales... y locales

La ausencia de las grandes potencias en Davos confirma los temores de su encuesta de riesgos globales: confrontación, nula respuesta ante los problemas, ansiedad y soledad. Y Los Portadores de Sueños ya no abrirá hoy.

Merkel es uno de los pocos líderes mundiales que acude este año al Foro de Davos.
Merkel es uno de los pocos líderes mundiales que acude este año al Foro de Davos.
Arnd Wiegmann / Reuters

El Foro Económico Mundial que, como cada enero desde 1991, abre el año político y económico en la pequeña ciudad suiza de Davos lleva en esta edición el lema ‘Globalización 4.0: Formando una arquitectura global en la era de la Cuarta Revolución Industrial’. Un complejo enunciado bajo el que se celebran decenas de ponencias y debates tales que ‘Gestionar una crisis global de basura’, ‘Hacer que la globalización digital sea inclusiva’ y ‘Globalización: ¿retirada o reinvención?’. Todo enmarcado en los desafíos del cambio climático y de los cambios tecnológicos y la expansión de los populismos.

Días antes de la reunión de Davos, el Foro difundía los resultados de su encuesta de ‘Percepción de riesgos globales’. En ella, un millar de personas que toman decisiones al máximo nivel exponen los riesgos a los que se enfrenta el mundo. Los datos son desalentadores: casi todos los encuestados esperan un empeoramiento de las confrontaciones económicas y políticas entre las principales potencias y temen que en diez años ya suframos los fallos de las políticas ante el cambio climático. Y en conjunto, que los riesgos globales se intensifican, las divisiones aumentan y la voluntad colectiva para hacerles frente flaquea.

Nueve de cada diez encuestados creen que la situación económica va a peor porque las normas y los acuerdos se erosionan y la tasa de crecimiento global parece haber tocado techo. Constatan que la desigualdad dentro de cada país aumenta y este es ya en sí un factor de riesgo global.

En lo político, los encuestados observan la "creciente polarización de las sociedades", con una "gobernabilidad débil", que sitúan como segundo motor de riesgo global. Un círculo vicioso en el que baja la cohesión social y sube la presión sobre las instituciones, lo que mina su capacidad para responder a los desafíos generales.

Estos cambios -desigualdad y polarización-, más allá de la geopolítica, traen en vena el lado humano de los riesgos globales. Es decir, que vamos a un mundo cada vez más ansioso, infeliz y solitario, en el que crece la ira y baja la empatía, cambios que son en sí mismos palancas de descontento social... y de riesgo global.

Entre los riesgos globales más graves que señala la encuesta destaca el fracaso de las políticas ante el cambio climático, cuando ya son una realidad las manifestaciones climáticas extremas. No es menor la inquietud por cómo afrontamos el imperio de la tecnología. Los riesgos cibernéticos se sitúan, como los medioambientales, entre los de alto impacto y alta probabilidad. Los preguntados esperan ataques cibernéticos y se preocupan por el perturbador efecto de la inteligencia artificial y su papel como generadora de "cámaras de eco de los medios y noticias falsas". Y vislumbran la interacción entre las emociones y la tecnología como germen de una fuerza cada vez más disruptiva.

Ante riesgos tan relevantes, en esta edición no habrá respuesta de los grandes líderes mundiales. Donald Trump, por el cierre de la administración federal; Theresa May, por el ‘brexit’; Emmanuel Macron, por el conflicto de los chalecos amarillos; Xi Jinping, porque tiene otras prioridades... han excusado su presencia y confirman los temores de los encuestados. De las grandes potencias restantes, se celebran la presencia y el discurso de Angela Merkel. Ha ido a defender la cultura del pacto y del compromiso como andamiaje imprescindible para construir esa arquitectura global que permita afrontar con éxito los retos que vienen, y la necesidad de reformar las instituciones internacionales para que reflejen el mundo de hoy. "Cada país, al pensar en sus intereses nacionales, debe considerar los de los otros para así poder llegar a soluciones ventajosas para todos".

En lo global... y en lo particular. Cuando encargamos una pizza a domicilio o compramos camisetas o libros por internet, será barato o más cómodo, pero estamos matando nuestras ciudades y nuestro todavía envidiable modo de vida de ciudad mediterránea. Hoy, Portadores de sueños, donde tantas horas felices hemos vivido, ya no abrirá sus puertas. Y no abrirá porque no vamos a comprar libros. Como ha dibujado El roto, "cada vez que cierra una librería, anochece un poco". Que lo sepamos.