Miedos, favoritos y anhelos de cambio en las calles de la RD del Congo

Los resultados provisionales se conocerán el próximo 6 de enero.

Elecciones en la República Democrática del Congo.
Miles de personas de la RD del Congo siguen sin poder votar tras 6 horas de jornada electoral
Efe

Celestin Kakomin sigue desde su quiosco de periódicos en Kinshasa los acontecimientos históricos en la República Democrática del Congo (RDC). Las portadas posteriores a los comicios de este domingo reflejan incertidumbre, pero como muchos congoleños espera que las venideras hablen de cambio.

Kakomin es quizá una de las personas más informadas del país, lee 6 o 7 periódicos al día, y desde hace dos décadas experimenta cómo los rotativos escasean cuando cae quien los financia, bajo la sombra durante los últimos 17 años del presidente, Joseph Kabila.

"Yo solo quiero que Kabila se vaya, nos ha sumido a todos en la miseria", dice este vendedor, rodeado de portadas que este lunes pedían cambio al tiempo que mostraban dudas sobre la legitimidad de estos comicios.

"¿Pero qué es esto?, ¿hacía dónde vamos?", se preguntaba el diario Aujourd'hui Le Congo, mientras que L'eveil se unía al campo de las especulaciones con un seco interrogativo: "¿Quién?".

Otras portadas más críticas denunciaban "grandes disfunciones y problemas técnicos en las elecciones del 30 de diciembre", según narraba Le Potenciel, e incluso calificaban estas elecciones de "engaño", como el diario Elima News.

Tras unas tumultuosas elecciones, retrasadas desde finales de 2016 cuando el presidente Kabila concluyó su segundo y, según la Constitución, último mandato, la vida regresa poco a poco a la normalidad en las calles de Kinshasa.

En cada esquina se oye hablar de números: al candidato opositor Martin Fayulu le corresponde el 4; el 13 identifica al oficialista Emmanuel Ramazani Shadary, y el 20, al también opositor Félix Tshisekedi.

Entre los ciudadanos de a pie, sobre todo, se escucha el número de Fayulu, candidato favorito a ganar estos comicios con un 44% de los votos, según un último sondeo preelectoral.

Frente al quiosco de Kakomin, un vendedor de saldo de teléfono móvil saluda mostrando cuatro dedos, y un grupo de gente -que se congrega al ver una cámara de vídeo- comienza a gritar: "el número 4, el número 4, el número 4".

"He llamado a mucha gente de otras provincias y es el número 4 a quien han votado en todos los lados", le dice un congoleño a un amigo, que poco después matiza: "si es Shadary el nombre que anuncian...", y no se atreve a acabar la frase.

En otra esquina de la ciudad, no muy lejos del quiosco de Kakomin, Londa, un limpiabotas, se lamenta con desidia: "hemos votado, pero no va a poder ser".

Todos se expresan con ambigüedad, con la precisión justa para dar a entender que el punto de inflexión será la proclamación de resultados provisionales, prevista el próximo 6 de enero. "Espero que salga el candidato favorito -dicen- porque sino...", y la frase nunca termina.

No obstante, el presidente de la ONG Asociación Congoleña de Acceso a la Justicia (ACAJ), George Katianga, vaticina que si el proceso electoral continúa como hasta ahora es muy probable la victoria anunciada sea la del oficialista Shadary.

"Y si eso pasa, la oposición y la sociedad civil van a convocar protestas, y eso en este país nunca ha acabado bien", dice Katianga desde la sede de esta organización en Kinshasa.

Las calles de la capital, que aún recuerdan la intensa lluvia de los pasados días, son un hervidero de puestos improvisados en los que comprar ropa, tarjetas de teléfono, cables electrónicos y divisas, del depreciado franco congoleño al muy cotizado dólar estadounidense.

Por estas mismas vías se pasean también numerosos vendedores ambulantes y, sobre todo, vendedoras que cargan sobre sus cabezas, con misterioso equilibrio, todo tipo de productos.

Agnes André Afimamba vende mosquiteras, de esas que cubren -o que deberían cubrir- todas las camas de este país centroafricano, donde la malaria es la primera causa de muerte entre los niños menores de cinco años.

"Yo no soy militante", dice a Efe Afimamba, pero admite que el domingo, pese a la tormentosa mañana que amaneció en Kinshasa, acudió a votar por el líder opositor y diputado nacional Martin Fayulu. "Pero ahora ¿qué?, hemos votado y ya está", exclama Afimamba, consciente de que su vida tiene pocas probabilidades de mudar pase lo que pase y sea quien sea el elegido en las urnas.

Si llega o no a producirse el cambio, el mayor deseo de esta castigada nación -lastrada por la colonización belga, golpes de estado y guerras civiles- es que, por primera vez en su historia, suceda en paz.

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