Quiénes son y qué reclaman los 'chalecos amarillos' en Francia

El movimiento que lleva un mes de violencia en las calles de Francia reúne en su lucha a centenares de miles de hombres y mujeres.

Protestas de los 'chalecos amarillos' en imagen de archivo
Los "chalecos amarillos" impidiendo el paso de camiones a Francia
Reuters

El movimiento de los llamados 'chalecos amarillos' en Francia es ya una amenaza directa al gobierno de Emmanuel Macron. El impuesto a los carburantes fósiles fue la chispa que prendió la mecha; la consecuencia ha sido un mes de violencia en las calles de medio país, centrada en los fines de semana.

La líder ultradarechista Marine Le Pen, que perdió en las urnas con Macron hace año y medio y celebró el ascenso de Vox en Andalucía hace una semana, utilizó las redes sociales para ensalzar las acciones patrióticas de los 'chalecos amarillos', aunque en las manifestaciones y actos vandálicos también se han visto símbolos antifascistas y anarquistas.

Las revueltas

La violencia ha llegado a ocasionar auténticas revueltas en sitios tan emblemáticos como el Arco del Triunfo, las Tullerías y los Campos Elíseos de París. Asalto a la Bolsa. Evacuación de las famosas Galerías Lafayette. Se paralizó el aeropuerto de Nantes. Revueltas en distintos puntos de ciudades como Dijon, Toulouse, Marsella y Burdeos. Bloqueo de la frontera española en la zona vascofrancesa, concretamente en Biriatou, que originó retenciones en ambos lados de la línea divisoria entre los dos países.Quiénes son

Lo curioso de este movimiento es que no tiene líderes conocidos. Se les identifica por los chalecos amarillos, e incluye a gente de todo tipo de edades y extracción social. Representan sobre todo a la Francia rural que se rebela contra las élites intelectuales y burguesas de las grandes ciudades, que tienen en Macron a una figura de referencia.

Utilizan las redes sociales para las convocatorias y cuentan con la simpatía de las tres cuartas partes de la población.

Sus reclamaciones

Se movilización contra la nueva subida de impuestos al carburante. El endurecimiento del coste de vida. La recuperación de servicios públicos perdidos en sus núcleos de población dentro de la Francia periférica que no tiene las ventajas de París y las grandes ciudades.

Graves consecuencias

Las protesta se saldan con centenares de detenciones, cientos de heridos, algunos de ellos graves, incluyendo a las fuerzas del orden. La indignación del movimiento se entiende, aunque muchos no compartan la partes violenta de las reivindicaciones.


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