Por
  • Yolanda Gamarra

'Amica Curiae'

Omar al-Bashir, presidente de Sudán
Omar al-Bashir, presidente de Sudán
Reuters/Mohamed Nureldin Abdallah

Vengo actuando como ‘Amica Curiae’ en el caso Al-Bashir (presidente de Sudán) de la Corte Penal Internacional (CPI). La aportación consistió en facilitar a la Fiscalía de la CPI algunos estándares de derecho internacional que consideré debían ser tenidos en cuenta en las investigaciones. He presentado dos informes a la Fiscalía en relación con los tres problemas en torno a los que giraba mi propuesta sobre las causas por las que Al-Bashir debía haber sido detenido y entregado por las autoridades jordanas, en su paso por territorio de Jordania, a la Fiscalía de la CPI, quien había cursado a Jordania una solicitud de arresto y entrega.

Las tres cuestiones sobre las que giró la tesis fueron: en primer lugar, el conflicto de normas entre el Estatuto de la CPI y los tratados y costumbres sobre inmunidades de los jefes de Estado. En segundo lugar, la cooperación vertical requerida a los Estados por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en su resolución 1593 de 2005. Y en tercer lugar, las obligaciones resultantes del Estatuto de la CPI y la Resolución 1593 (2005) del Consejo de Seguridad, y las obligaciones recogidas en otras convenciones bilaterales y multilaterales.

La experiencia está siendo enormemente gratificante dado que del 10 al 15 de septiembre fui invitada a participar en audiencias públicas por la Sala de Apelaciones de la CPI para presentar observaciones junto a otros seis ‘Amici’ sobre los puntos indicados por la propia Sala. Hay que hacer pedagogía de asuntos tratados por tribunales internacionales.

Yolanda Gamarra Catedrática de Derecho Internacional (Unizar)