Macron y Merkel simbolizan la reconciliación histórica entre Francia y Alemania

Una ceremonia con 72 jefes de Estado y de gobierno conmemora hoy en París el centenario del fin de la Primera Guerra Mundial.

Francia y Alemania reafirman su amistad un siglo después de la Gran Guerra.
Francia y Alemania reafirman su amistad un siglo después de la Gran Guerra.
Efe

El presidente galo, Emmanuel Macron, y la canciller germana, Angela Merkel, simbolizaron ayer la reconciliación entre Francia y Alemania con una histórica ceremonia en el mismo lugar donde hace cien años se firmó el armisticio de la Primera Guerra Mundial en la víspera de la conmemoración, hoy en París, del final de aquella contienda que causó más de 18 millones de muertos. Está previsto que asistan a este solemne acto internacional en el Arco de Triunfo 72 jefes de Estado y de gobierno, incluidos el rey Felipe VI y el presidente del Ejecutivo español, Pedro Sánchez.

Macron y Merkel se desplazaron al bosque de Compiègne, a unos 70 kilómetros al norte de París, donde presidieron una ceremonia sobria y sin discursos en el denominado Claro de Rhetondes, en el cual está erigido un Memorial de las atrocidades cometidas en las dos guerras mundiales. Después de guardar un minuto de silencio y pasar revista a las tropas de la brigada franco-alemana, ambos mandatarios realizaron una ofrenda floral y desvelaron una placa conmemorativa de la efeméride.

En la inscripción se inmortaliza que Macron y Merkel "han reafirmado aquí el valor de la reconciliación franco-alemana al servicio de Europa y de la paz". El mensaje es mucho más consensual que el legible en la antigua 'lápida sagrada' en la que se recordaba que "aquí, el 11 de noviembre de 1918, sucumbió el criminal orgullo del imperio alemán vencido por los pueblos libres que pretendía avasallar".

Paralelismo de gestos

A continuación firmaron el libro de oro en la réplica del vagón donde fueron rubricados el armisticio de la Primera Guerra Mundial y luego, el 22 de junio de 1940, el de la Segunda. Adolf Hitler eligió el mismo coche-restaurante que fue escenario de la humillante rendición germana para saciar su sed de venganza e imponer la capitulación a los jefes militares de una Francia ocupada en más de la mitad de su territorio por el invasor nazi.

La presidencia francesa resalta la dimensión simbólica del primer desplazamiento de un mandatario alemán desde la Segunda Guerra Mundial a este escenario de derrotas sucesivas, marco de la revancha transformado en teatro de la reconciliación definitiva. En el Elíseo trazan un paralelismo con gestos históricos como la entrevista de Charles de Gaulle con Konrad Adenauer en 1958 y la imagen de François Mitterrand y Helmut Kohl cogidos de la mano en Verdún en 1984.

Macron y Merkel, que emularon aquellos precedentes con un cariñoso abrazo, departieron con varios jóvenes asistentes a quienes el presidente francés enfatizó que "nuestra Europa está en paz desde hace 73 años porque lo hemos querido, los primeros, franceses y alemanes". "El mensaje es que si queremos estar a la altura de aquellos jóvenes que murieron no hay que ceder a las pasiones tristes y a las tentaciones de la división sino afrontar los desafíos del mundo contemporáneo juntos y no unos contra otros", añadió antes de invitar a hacer realidad el lema de los combatientes de 1918: "Nunca más esto".

Compiègne fue la última etapa de la gira conmemorativa realizada durante toda la semana por Macron por los monumentos, cementerios y campos de batalla de la contienda en el norte de Francia a lo largo de las fronteras alemana, luxemburguesa y belga. Esta peregrinación le ha servido para dar cuerpo histórico a su discurso de campaña de cara a las elecciones europeas de la próxima primavera que plantea como una disyuntiva entre progresistas y nacionalistas. "Europa afronta el riesgo de desmembrarse por la lepra nacionalista y quedar rebasada por potencias extranjeras", advirtió en una de las estaciones del periplo inquieto por el parecido que encuentra entre el periodo actual y la convulsa década de 1930.

Muntilateralismo

Macron y Merkel se reencuentran hoy por la mañana en la ceremonia organizada en París bajo el Arco de Triunfo y, a la tarde, en el Foro por la Paz que será abierto con un discurso de la canciller en otro gesto simbólico de la reconciliación y la amistad franco-germana. Apodado 'Davos para la democracia' por la diplomacia francesa, esta asamblea internacional tiene vocación de periodicidad anual con el propósito de promover el multilateralismo en un mundo multipolar.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no acudirá a la inauguración de este foro de tres días de duración que apenas disimula la pretensión de aglutinar fuerzas de gobiernos, organizaciones internacionales y sociedad civil en una movilización mundial contra su política aislacionista. La disculpa oficial es que va a visitar el cementerio americano de Suresnes, a las afueras de París, con motivo del 'Veterans Day' antes de emprender viaje de regreso a Washington.

Los organizadores del evento sostienen que no se trata solo de conmemorar el pasado sino de aprovechar las lecciones de la historia para preparar el futuro. "No hay que resignarse a un descenso hacia cada vez más competencia, tensiones y masacres. Queremos trabajar sobre esta gobernanza mundial que fue deficiente en los años 30", expone el historiador Juntin Vaisse, presidente de un evento en el que participan al más alto nivel Naciones Unidas y todas las organizaciones multilaterales.

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