McConnell, el impopular líder del Senado de EE. UU. que sabe lidiar con Trump

Después de una extensa trayectoria en el Senado -fue elegido por primera vez en 1984-, Mitch McConnell se convirtió en el líder de la mayoría republicana en la Cámara Alta en 2015, un cargo que ha ocupado desde entonces y que, tras los resultados de las legislativas de este miércoles, ha logrado mantener.

Desde su privilegiada posición, el veterano senador es el encargado de programar la actividad legislativa y ejecutiva del Senado, convirtiéndose así en uno de los políticos con más poder del país, por detrás del presidente estadounidense, Donald Trump.

La coalición Trump-McConnell ha dado buenos resultados para el Partido Republicano: una gran reforma fiscal aprobada en diciembre del 2017, dos jueces conservadores enviados al Tribunal Supremo y la confirmación de otros 82 magistrados para cortes de menor instancia.

Estos logros, entre otros, han sido puntos importantes que han llevado a los republicanos a quedarse con el control del Senado hasta por lo menos los próximos comicios legislativos, que se celebrarán en 2022.

Pese a tener dos estilos políticos muy diferentes, la relación entre McConnell y Trump ha mejorado a pasos agigantados en estos 24 meses y, según medios como el diario The Washington Post, son habituales las llamadas entre el líder del Senado y el mandatario.

Sin embargo, el inicio de este vínculo no fue fácil: Trump consideró en verano de 2017 que McConnell había "fracasado" en tumbar y sustituir la ley de sanidad conocida como Obamacare, una de las principales promesas de campaña del mandatario, lo que empeoró considerablemente las relaciones entre ambos.

A partir de ahí, el nexo entre Trump y McConnell fue a mejor, gracias en parte al éxito alcanzado con la aprobación de una ambiciosa reforma fiscal, considerada como la mayor del país en décadas y que ha recortado los impuestos a las empresas y a muchos estadounidenses.

La confirmación en octubre en la Cámara Alta del juez conservador Brett Kavanaugh, acusado de abusos sexuales, para el Tribunal Supremo, fue quizás el mayor triunfo de esta alianza.

McConnell siempre estuvo del lado del presidente y de Kavanaugh en este caso pese a las alegaciones de abusos sexuales, una actitud que Trump valoró y agradeció públicamente.

"Saben, él quedará como el mejor líder (del Senado), en mi opinión, de la historia", dijo Trump sobre McConnell, en un mitin el mes pasado en Kentucky, el estado que representa el senador. "Lo que hemos hecho juntos es increíble", añadió un eufórico Trump.

Nacido en Sheffield (Alabama), hijo de un veterano de la II Guerra Mundial, McConnell se mudó con su familia a Georgia cuando tenía ocho años, para más tarde asentarse en Louisville (Kentucky), donde superó la polio y luego llevó a cabo sus estudios de secundaria y los universitarios.

A pesar de haberse convertido ahora en el senador con mayor autoridad, la popularidad de McConnell está por los suelos. Son varios los sondeos que señalan que el senador de Kentucky es el menos popular de entre todos los políticos que trabajan en Washington, con solo un 30% de aceptación.

De hecho, a lo largo de su carrera ha sido comparado con todo, desde con "un batido de vainilla sobrecalentado" a "un hombre con el carisma natural de una ostra", pero si algo ha definido al conservador, de 76 años, es que ha sabido mantener impoluta su reputación sin protagonizar grandes escándalos.

Los que le conocen dicen que con tan solo una mirada es capaz de disuadir a sus compañeros de bancada de tomar una decisión con la que no están de acuerdo, y lejos de buscar complacer a otros, disfruta con su papel de "villano".

Esta capacidad de estratega legislativo le ha valido para ganarse la confianza de Trump, una figura política poco común que ha encontrado en McConnell su mejor aliado en el Senado.