Por
  • Alejandro E. Orús

Veinte meses

Donald Trump
Donald Trump
REUTERS/Kevin Lamarque

De Donald Trump, que dentro de una semana cumplirá 20 meses en la Casa Blanca, se ha escrito ya casi todo. Y casi todo malo, claro. Su presidencia ha generado una específica y abundante literatura que si bien es común a otras administraciones –la de Obama sin ir más lejos– coincide en presentar a un líder despótico y poco preparado para el cargo.

No hay personaje más analizado, como corresponde al hombre más poderoso del mundo, y las conclusiones de ese escrutinio son desoladoras. ‘Se non è vero è ben trovato’, podría añadir el clásico.

La relevancia de Trump, más allá de la que le otorga su poder, radica en que nos obliga a enfrentarnos a la realidad de nuestra época. No porque su figura se aleje de los cánones de la política occidental, cuya decadencia está ya asumida, sino por los desajustes que en una sociedad compleja como la nuestra crean, y permiten luego el triunfo, de líderes populistas como él.

El reciente fallecimiento del senador y excandidato presidencial John McCain, quien sí respondía a los cánones tradicionales de la política, ha servido para comparar a dos figuras casi antagónicas, paradójicamente unidas por formar parte del mismo partido.

El legendario periodista Bob Woodward, el mismo que desentrañó el caso Watergate que terminó con la presidencia de Nixon, acaba de sumarse ahora a la nómina de autores de libros contra Trump. La obra, lanzada ayer, el mismo día del aniversario del 11-S, lleva el elocuente título de ‘Miedo. Trump en la Casa Blanca’, y deja al descubierto el desquiciamiento del presidente y las relaciones, a menudo explosivas, con sus colaboradores, incluidos los insultos. Algunos extractos pintan escenas casi dantescas como la de los asistentes presidenciales retirando documentos de su mesa para evitar que los firmara.

Todo ello suscita finalmente una inevitable sensación de incredulidad que acaba en la caricatura. Un resultado injusto por cuanto banaliza el fenómeno Trump que, en buena lógica, debería estar más cerca de ese miedo que anuncia Woodward.