El Polo Norte y otros territorios en disputa

El proceso de paz que siguió al final de la Segunda Guerra Mundial y la llegada de la democracia a la mayoría de los países del planeta en la segunda mitad del siglo XX pareció extender la sensación de que la concordia prevalecería en las relaciones de los estados a partir de entonces.

Pero nada más lejos de la realidad. Golpes de estado, decenas de conflictos armados que siguen activos en la actualidad y polémicos gestos entre máximos mandatarios que podrían provocar nuevas escaladas de tensión entre bloques afines demuestran que la geopolítica y la diplomacia internacional no pasan por su mejor momento.

De hecho, actualmente existen cientos de territorios cuya titularidad se disputan dos o más países fruto de conflictos pasados no resueltos. En España, el ejemplo más conocido es el de Gibraltar, peñón cuya soberanía ha sido reclamada por Madrid desde que pasase a ser controlado por el Reino Unido tras el Tratado de Utrecht (1715). En Europa, uno de los casos más recientes es el de la península de Crimea, dirigida por Rusia desde 2014 tras una invasión que contó con escaso respaldo internacional y que se produjo a raíz de las protestas prorrusas en esa zona y la severa crisis política que sufría Ucrania.

Los países del resto del mundo tampoco se salvan de estar inmersos en pugnas de una u otra índole, lo que se demuestra en la disputa de la propiedad de diversos territorios que a continuación se detallan.

Polo Norte: varios países reclaman la totalidad o al menos parte del Polo Norte. Legalmente, este territorio no pertenece a nadie, pero los cinco países que tienen límites fronterizos con él (Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Rusia y Noruega) cuentan con una zona económica exclusiva limitada a unos 370 kilómetros que la ONU contempla que puedan reclamar aumentar basándose en su plataforma continental. Esto les permitiría poseer en exclusiva tierras y agua de la zona, algo que ya han comenzado a plantearse. Antártida: el Tratado de la Antártida protege al territorio de actividades militares, pero ni anula ni acepta las reclamaciones territoriales que llevan a cabo países como Australia, Francia, Nueva Zelanda, Reino Unido, Argentina o Noruega. Todos ellos han desarrollado, además, diversas bases destinadas a la investigación científica en las zonas que reivindican. Sáhara Occidental: tras un controvertido proceso de descolonización llevado a cabo por España en plena transición, el Sáhara Occidental quedó dividido en dos zonas cuya soberanía está disputada. Aunque Marruecos no tiene el apoyo de la comunidad internacional para controlar el territorio del pueblo saharaui, lo lleva a cabo en la práctica con acciones que han generado denuncias de activistas por atentados contra los derechos humanos. El Frente Polisario (movimiento de liberación nacional del Sáhara Occidental) trabaja para acabar con la ocupación y lograr la autodeterminación del territorio. Altos del Golán: Siria, Líbano, Israel y Jordania tienen reivindicaciones y enfrentamientos con respecto a esta meseta ubicada entre sus fronteras. De sus 1.800 kilómetros cuadrados de extensión, los israelís ocupan militarmente 1.200 de ellos tras su victoria sobre Siria en la Guerra de los Seis Días (1967) y la del Yom Kipur (1973), algo que este país no acepta, reclamando su soberanía total, pues ya controla una fracción de esta. Líbano, por su parte, reclama la zona de las ‘Granjas de Shebaa’, mientras que 235 kilómetros cuadrados están dirigidos por la Fuerza de las Naciones Unidas de Observación de la Separación.