Por
  • Víctor Orcástegui

Disfunción europea

Los retos son europeos, la política es nacional.
Los retos son europeos, la política es nacional.

La llegada de refugiados e inmigrantes vuelve a ser un asunto candente en Europa. A pesar de que, como Acnur tuvo que recordar ayer, el Viejo Continente no se enfrenta en este momento a una crisis migratoria. El número de personas que llega a través del Mediterráneo está muy lejos de las cifras masivas de 2015 y tiende a situarse en la media histórica.

Pero llueve sobre mojado. En estos años el asunto de la inmigración se ha convertido en muchos países en un argumento político explosivo. Poniendo de manifiesto una de las disfunciones más patentes que padece la Unión Europea: los retos son europeos, pero la política es nacional.

Los problemas a los que debemos hacer frente tienen envergadura continental, pero el debate público, las energías políticas y el control democrático discurren dentro de las fronteras de cada país. Las instituciones comunitarias carecen de fuerza para tomar el control de una situación que requiere unidad de propósito y de actuación. Y, entre tanto, en Italia o en Hungría, pero también en Alemania o en Austria, la cuestión migratoria exalta los ánimos y trastorna los equilibrios políticos. Y no precisamente hacia la racionalidad.