Pedro Baños, coronel del Ejército y experto en geopolítica: "Es urgente que tengamos nuestros propios cibersoldados"

Baños (León, 1960) presentó en Zaragoza su último libro, ‘Así se domina el mundo: desvelando las claves del poder mundial’

Pedro Baños, en una reciente visita a Zaragoza.
Pedro Baños, en una reciente visita a Zaragoza.
Aránzazu Navarro

"Se hace preciso –dice en su libro ‘Así se domina el mundo’– conocer cómo los poderosos han manejado, y manejan, el mundo a su alrededor". ¿Es ese el objetivo?

Los medios explican el qué pero no el porqué o el para qué de las cosas; no tienen tiempo para ello. Y creo que es muy importante porque proporciona claves de lo que está sucediendo. Yo me he dedicado a esto treinta años, pero las personas que tienen su trabajo y su vida no tienen por qué conocerlas. Es una forma de trasladarlo: cómo nos manipulan y tergiversan todo.

Su visión de la geopolítica es negativa, y de hecho dice que la hipocresía es uno de su vectores. ¿En qué sentido?

Muchas veces se nos describe un mundo dulce, se inician operaciones militares "para salvar vidas" cuando resulta que, como pongo en el libro, detrás hay fuertes intereses económicos o geopolíticos.

Ese egoísmo de los actores a escala internacional es lo que hace tan difícil la lucha por ejemplo contra el cambio climático, que precisa de consensos globales.

El terrorismo global es un problema, pero no el único. Hay otros como el cambio climático, donde también hay muchísimos intereses que los rodean. Y podríamos hablar de los nuevos riesgos sanitarios por el abuso de antibióticos o por nuevos virus o bacterias. Son asuntos que pueden acabar diezmando a la humanidad.

"Si no puedes acabar con todos tus enemigos a la vez, tendrás que hacerlo de uno en uno. Para eso, nada mejor que dividirlos". ¿Es esa la táctica de Putin?

Lo intentan todas las grandes potencias. Ahora mismo hay un enfrentamiento entre tres grandes bloques: EE. UU., Rusia y China, un actor muy importante sobre todo en la batalla económica. Cada uno intenta manipular a los demás. Trato de alertar de que no debemos ser tan confiados de pensar que nuestros aliados buscan siempre nuestro beneficio.

¿Cómo se combaten las campañas de desprestigio occidental (Trump, ‘brexit’, Cataluña) que supuestamente vienen del entorno del Kremlin?

No es sencillo, y sobre todo países medianos como España lo tienen complicado. Es cierto que ahora mismo hay una guerra en el mundo virtual y que es urgente que tengamos nuestros propios cibersoldados si queremos hacerles frente con garantías.

Una de las estrategias de los gobernantes para cumplir sus objetivos, dice en el libro, es hacerse los locos, desde Nixon hasta Trump o Kim Jong-un.

Es una estrategia relativamente sencilla: consiste en demostrar que eres un perturbado y que a poco que te ofendan vas a tener una sobrerreacción. Disuadiendo a la gente, metiendo miedo, es una forma de que terceros países no se metan contigo. Pero, claro, eso tiene un riesgo. Primero, que los primeros que desconfían son los aliados; luego, estas estrategias se van desgastando y llega un momento que no son efectivas.

Con esta continua amenaza nuclear, ¿no corremos el peligro de llegar a trivializar el riesgo, como ha mencionado antes?

Existe ese riesgo, pero hay que pensar que el hecho de llegar a emplear de modo masivo armas nucleares estratégicas, como sucedió con Hiroshima y Nagasaki, podemos descartarlo. Sobre todo, contra países que tengan esas armas nucleares. Como mucho puede darse algún tipo de ataque convencional quirúrgico, un pequeño toque de atención.

A nivel de estrategia militar, muchos están pendientes de si, llegado el caso, funciona el paraguas antimisiles de EE. UU.

Eso es lo que están esperando China y Rusia. Y de hecho sorprende que Estados Unidos no haya empleado aún ningún medio: da la impresión de que no quiere desvelar el funcionamiento exacto del programa Thaad.

¿Hemos vencido al Dáesh?

Las raíces del problema que dieron origen al nacimiento del Estado Islámico siguen ahí, o han empeorado: las decenas de civiles que han muerto tanto en Siria como en Iraq, a lo que se une que los chiitas van ganando, encabezados por Irán, supone que la paz en Oriente Medio no se va a establecer en mucho tiempo. De hecho, ahora mismo Al Qaeda está resurgiendo con fuerza en Siria.

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