Las mujeres, víctimas en la retaguardia

La ONU llama la atención sobre la elevada mortalidad por hambre y epidemias que dejan los conflictos.

Escena de un vídeo difundido por Boko Haram en el que se muestran a niñas secuestradas.
Escena del vídeo difundido por Boko Haram en el que se muestran las niñas secuestradas.
AFP

La mayor parte de las mujeres que viven en zonas de conflictos no están en primera línea de batalla, sino que son víctimas en la retaguardia de la falta de alimentos y de otras penurias sin que se respeten sus derechos.

Así lo expresó en Roma la relatora de Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, Hilal Elver, que instó a proteger a las mujeres en esas situaciones de emergencia en las que muchas de las muertes se deben más al hambre y las epidemias que a los combates.

"Los hombres están en el frente y muchas veces dejan a las mujeres y los niños en los hogares, adonde van las fuerzas militares enemigas directamente y no hay forma de escapar para ellas", apuntó la experta turca tras participar esta semana en un acto al margen del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de la ONU.

Elver recordó que los principios del derecho internacional humanitario "supuestamente protegen a los civiles, pero desafortunadamente es difícil castigar las violaciones y hacer responsables de sus delitos tanto a los poderes del Estado como a las milicias".

Por eso, consideró "muy importante" que las agencias humanitarias lleven a cabo políticas "más específicas" para las mujeres y supervisar su situación en esos casos, a pesar de la dificultad de acceder a ciertos lugares bajo el control de los grupos armados.

"No se suele hablar demasiado del derecho a la alimentación ante delitos tan graves como la tortura, la violación o el asesinato, pero no son pocas las personas que están muriendo de hambre", dijo.

En Sudán del Sur se declaró una hambruna en febrero pasado en dos zonas aisladas donde, entre otros factores, la tasa de mortalidad diaria era de más de dos individuos por cada 10.000, cuatro veces más de lo normal.

En otras ocasiones la violencia va dirigida en especial contra ellas, como sucedió con el secuestro en 2014 de 276 chicas a manos de Boko Haram en Nigeria o las últimas denuncias de abusos sexuales por parte de "cascos azules" en la República Centroafricana.

La activista palestina Mariam al Jaajaa, de la Red árabe para la soberanía alimentaria, sostuvo en la charla que "los niveles de vulnerabilidad femenina son múltiples".

Los sufren las numerosas mujeres que, sin educación ni recursos, deben hacerse cargo de sus familias cuando los varones son asesinados, heridos o hechos prisioneros en las guerras.

O las víctimas de la falta de nutrientes, entre quienes se cuentan la mitad de las afganas con deficiencias de hierro o los tres millones de embarazadas y menores que pasan hambre en el Yemen.

"No se puede ver a las mujeres aparte en los conflictos. Ellas no solo se preocupan de sus derechos, sino también de los de sus comunidades", destacó Al Jaajaa.

Adwoa Sakyi, representante ghanesa de la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación (IUF, por sus siglas en inglés), criticó que todavía en África no se reconozca el trabajo en el campo de muchas mujeres y que se les niegue el poder de negociación.

"Los conflictos empeoran su falta de acceso a los recursos", señaló.

La paquistaní Azra Sayeed, de la Alianza internacional de mujeres, denunció el ambiente "opresor" y el "silencio" al que se ven sometidas en diversas partes de Asia, perseguidas por las fuerzas del orden cuando intentan protestar contra el acaparamiento de tierras y la pérdida de medios con los que sobreviven.

Tras escuchar esos testimonios, la relatora de la ONU llamó a respetar los derechos humanos y enfatizó que los Estados tienen la obligación directa de proteger a los civiles en conflictos.

Pidió concienciar más sobre la discriminación femenina y entender mejor sus raíces, además de amparar a las organizaciones civiles y a las activistas amenazadas.

Otras peticiones fueron mejorar su acceso a los recursos, educación, información y asistencia legal; y aumentar su capacidad para organizarse y tomar decisiones en un intento -como dijo Al Jaajaa- de "adaptar las respuestas a sus propias necesidades".

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