Los supermercados en Puerto Rico continúan desabastecidos tres semanas después de María

Escasea sobre todo el agua embotellada, verduras y productos de limpieza que contengan cloro.

Algunos de los destrozos causados por el huracán.
Una familia aragonesa permanece encerrada en Puerto Rico

Supermercados y comercios en Puerto Rico presentan, tres semanas después del paso del huracán María, un aspecto desolador, con horarios limitados y estantes vacíos de algunos productos, mientras la población lucha en el día a día por salir adelante.

"No ha llegado agua, pero esperamos tener", es la respuesta de un empleado del supermercado Supermax de Condado, en San Juan, uno de los más céntricos y mejor abastecidos de Puerto Rico, pero que desde que el pasado 20 de septiembre el huracán María devastara la isla no ha vuelto a una normalidad que muchos se preguntan cuándo se restablecerá.

Las palabras del empleado son las mismas dadas en varios supermercados de la capital recorridos por Efe, en los que el agua embotellada brilla por su ausencia y, en caso de disponer de ella, es escasa en cantidad y con una duración en los estantes de horas, en el mejor de los casos.

El agua embotellada vale estos días su peso en oro en la isla, donde prácticamente ha desaparecido de los estantes, como lo han hecho muchos otros productos básicos en la dieta del puertorriqueño, que se pregunta por qué, tres semanas después, la situación no mejora.

Empresarios del sector apuntan que en el caso del agua la razón puede tener su respuesta en que tanto el Gobierno local como la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (Fema), que colabora con miles de miembros de agencias de EEUU en la tareas de ayuda, han cortado el suministro de las plantas de las empresas comercializadoras.

La población, mientras, ve cómo es casi imposible proveerse de agua potable cuando hay todavía cientos de miles de personas, en el mejor de los casos, sin ese servicio en sus hogares, en especial en áreas del interior.

"No hay agua, pero tampoco apenas conservas, y las verduras escasean", dice a Efe Yoanis García, de 31 años, al salir de un supermercado de Hato Rey, un céntrico distrito de San Juan, donde como en el resto de la isla falla la distribución, lo que está haciendo, si cabe, más penosa la lucha por volver a la normalidad con la que acabó el huracán María.

Yoanis, que espera la llamada de su empresa para reincorporarse al trabajo, dice que tiene dos hijas que alimentar y que la situación no mejora cuando pronto se cumplirá un mes desde el suceso.

Al agua se suman otros productos que ya parecen desaparecidos, como ciertas conservas, repelentes contra insectos y, en general, los que necesitan refrigeración.

Además, un recorrido por los supermercados y comercios -muchos peor suministradas todavía que las grandes superficies- muestra una preocupante ausencia de productos de limpieza, en especial de los que contienen cloro.

La población demanda esos productos debido a la falta de servicio de agua y la concentración de basura y escombros, que siguen hoy en las calles a la espera de que alguien los recoja.

Además, las pautas de consumo han cambiado forzosamente ante la falta de electricidad, lo que impide almacenar productos perecederos en neveras y congeladores, razón por la que las colas son una constante a últimas horas del día, cuando la gente apura las compras de la jornada.

El gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, ya dijo hace más de una semana que la distribución era el principal reto al que se enfrentan las autoridades locales y que el problema reside en que las empresas no retiraban la mercancía que llega en contenedores al Puerto de San Juan.

Los días pasan y la situación no mejora en los estantes de los supermercados, algunos de los cuales han ampliado ya sus horarios para acercase a los habituales.

"Vengo todos los días y siempre me encuentro con lo mismo", dice con decepción Ramón Muñoz, un economista de 37 años que trabaja en una multinacional estadounidense, al comprobar que el supermercado de Isla Verde, la zona turística de playa cercana al Aeropuerto de San Juan, no tiene agua embotellada ni tomates y lechuga.

El relativo desabastecimiento en la capital es visto por muchas personas en los municipios del interior como un tema menor y una situación con la que soñarían encontrarse.

La falta de suministros, agua y comida continúa siendo un reclamo en los municipios de la isla, lo que obligó al Gobierno a anunciar una fiscalización de la ayuda ante supuestos casos de desvío de mercancía con la colaboración de las agencias federales de EEUU presentes en la isla.

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