Dos aragonesas viven un proceso electoral histórico en Angola

Sandra Lario y Ana Baquerizo han vivido las elecciones por las que João Lourenço sustituye a José Eduardo Dos Santos como presidente del país.

Dos aragonesas viven una jornada histórica en Angola
Dos aragonesas viven una jornada histórica en Angola
Sandra Lario

Tras 38 años en el poder, José Eduardo Dos Santos, desde hace unos pocos días expresidente de Angola, ha dado paso a su sucesor, João Lourenço, actual líder del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA). Un cambio histórico pese a que ambos pertenecen a la misma fuerza electoral, ya que dicho movimiento permanece en el poder desde la independencia de Portugal en 1975, conservando la mayoría absoluta del Parlamento, aunque el porcentaje se ha ido reduciendo, en esta ocasión hasta el 61% de los votos.

Más de nueve millones de electores estaban convocados a las urnas el pasado miércoles, 23 de agosto, para participar en las que han sido las cuartas elecciones de la historia de Angola desde su independencia (antes fueron en 1992, 2008 y 2012). Y hasta allí volaron dos jóvenes periodistas freelance aragonesas, Sandra Lario y Ana Baquerizo, que vivieron todo el proceso desde dentro como parte de su primer proyecto independiente: ‘Crónicas desde Luanda’.

El pasado mes de julio se trasladaron hasta la capital angoleña, lugar en el que han permanecido dos meses, para realizar una completa cobertura de la jornada electoral. “En un contexto de fuerte crisis económica provocada por la caída de los precios del petróleo en 2014, este día se ha vivido con mucha intensidad en las calles ya que se barajaba la posibilidad de vivir el primer cambio político en casi cuatro décadas. Pasara lo que pasara iba a ser un hecho histórico al tratarse del primer relevo gubernamental desde su independencia”, explica Lario.

“La mayoría de los angoleños tan solo han conocido a un presidente en toda su vida, algo que todavía da más importancia al cambio”, añade Baquerizo. En la memoria de los votantes permanecen las tres décadas de guerra civil que tendría su punto y final en el año 2002. “Es la primera vez que se notaban ganas de cambio en las calles, sobre todo entre los más jóvenes”, asegura.

“La jornada electoral tuvo lugar el miércoles, día que fue considerado como festivo para facilitar las cosas a los angoleños. En otras tres provincias se retrasó al sábado por problemas a la hora de recibir los materiales”, explica Baquerizo.

“Para votar, cada angoleño debía portar un carnet de elector, solicitado varios días antes y en el que se les asignaba la asamblea de voto y el colegio electoral. Una vez en la urna recibían una papeleta tamaño folio con las seis opciones”, recuerda. Finalizada la jornada, el conteo de papeletas se prolongó durante varias semanas, con la publicación de los datos definitivos el pasado 6 de septiembre.

Durante la semana de las elecciones, y como queda plasmado en algunos de los retratos de Lario, varios angoleños lucían sus dedos índices teñidos de un azul intenso, método utilizado en el país africano para identificar a quienes ya han pasado por las urnas, y, por otro lado, un arma de doble filo. “Utilizan una tinta azul indeleble, una medida popular para evitar dobles votos, pero también una manera de saber quién ha votado y quién no”, indica Lario.

Descubrir la verdadera Angola

Las elecciones tan solo han sido una pequeña parte de su proyecto digital, ‘Crónicas desde Luanda’, con el cual pretenden dar a conocer de primera mano la verdadera Angola. “Existe un concepto de país pobre y marginal, sin embargo, es un país del que en España no conocemos prácticamente nada”, indica Baquerizo.

Si bien es cierto que existe la pobreza, aseguran que es un país “con muchas posibilidades”, y, sobre todo, “con un fuerte movimiento de gente joven que lucha por cambiar las cosas”. “Nuestro objetivo fundamental son las personas. Hemos tenido la oportunidad, por ejemplo, de adentrarnos en los denominados ‘musseques’, que son zonas en las que ni siquiera existe el agua canalizada ni ningún otro tipo de servicio mínimo y donde cada uno se construye su propia casa; o de viajar en ‘candongueiros’, el transporte popular”, asevera.

Frente a esto, aseguran que se trata de un país con muchas posibilidades. “Costaría muy poco mejorar las condiciones de la gente porque hay angoleños que viven muy bien, mientras otros no tienen absolutamente nada”, concluye Baquerizo.

Entre sus experiencias, las zaragozanas han podido asistir a una boda tradicional angoleña y han formado parte de una peregrinación católica multitudinaria. “Fue verdaderamente sorprendente asistir a este acto, en una misa con música, gente bailando, palmas… algo muy diferente a lo que estamos acostumbradas”, señala Lario.

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